Se trata de una de las cantantes más importantes de la música actual. Es canadiense y ha vendido más de 200 millones de álbumes en todo el mundo. Quizá ustedes la recuerden por su magnífica interpretación de la canción principal de la película Titanic "My heart will go on" que la catapultó definitivamente al estrellato mundial en 1999. Canta francamente bien. Hace unos años sorprendió a la prensa internacional asegurando en una rueda de prensa que le debía la vida a un sacerdote católico. La historia no tiene desperdicio. Resulta que ella es la menor de una humilde familia de 14 hermanos. Cuando su madre se enteró de que estaba embarazada decidió recurrir al aborto ya que no tenía recursos suficientes para mantenerla. Fue entonces cuando un sacerdote católico, amigo de la familia, animó a su progenitora a seguir con el embarazo ya que no podía terminar con una vida que no le pertenecía: "El sacerdote le dijo (a mi madre) que ella no tenía derecho a ir contra la naturaleza. Por eso tengo que admitir que, en un sentido, le debo mi vida a aquel sacerdote. Apenas mi madre se recuperó del desánimo, no perdió un solo minuto en autocompadecerse, y me amó tan apasionadamente como había amado a todos sus hijos". Por un momento párense a pensar cuántas Celine Dions nunca verán la luz de esta vida gracias a la destructiva ley de plazos del aborto que va a poner en marcha próximamente el gobierno nacional socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en España.
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