Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
sábado, 27 de noviembre de 2010
UN ATEO QUE MARCA LA X PARA LA IGLESIA CATÓLICA
jueves, 25 de noviembre de 2010
BENEDICTO XVI, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL PRESERVATIVO
miércoles, 24 de noviembre de 2010
LOS OBISPOS ESPAÑOLES Y LA COPA DEL MUNDO DE FÚTBOL
BERNARD-HENRI LÉVY: "EN DEFENSA DE LOS CRISTIANOS"
martes, 23 de noviembre de 2010
LUZ DEL MUNDO: CONVERSACIÓN ENTRE BENEDICTO XVI Y PETER SEEWALD
domingo, 21 de noviembre de 2010
PREGUNTA Y RESPUESTA COMPLETA DE BENEDICTO XVI SOBRE PRESERVATIVOS, SIDA Y CONDONES
La respuesta del Papa: La cobertura de los medios ignoró completamente el resto del viaje a Africa a causa de una simple afirmación. Alguien me había preguntado por qué la Iglesia Católica adopta una posición irreal e ineficaz respecto del SIDA. En ese momento, realmente sentí que estaba siendo provocado, porque la Iglesia hace más que nadie. Y mantengo esa afirmación. Porque es la única institución que asiste a la gente de modo cercano y concreto, con prevención, educación, ayuda, consejo y acompañamiento. Y porque no se queda atrás en tratar a muchas víctimas de SIDA, especialmete niños con SIDA. Tuve la oportunidad de visitar uno de estos lugares y de hablar con los pacientes. Esa era la respuesta real: La Iglesia hace más que nadie, porque no habla desde el tribunal de los periódicos, sino que ayuda a sus hermanos y hermanas donde realmente están sufriendo. En mis afirmaciones no estaba haciendo una declaración general acerca del tema del condón, sino que simplemente dije, y eso es lo que causó gran ofensa, que no podemos resolver el problema distribuyendo condones. Ha de hacerse mucho más. Hemos de estar cerca de la gente, hemos de guiarles y ayudarles; y hemos de hacer esto tanto antes como después de que contraigan la enfermedad. De hecho, ya sabe usted, la gente puede conseguir condones cuando quiera de todos modos. Pero esto simplemente muestra que los condones solos no resuelven la cuestión misma. Ha de ocurrir algo más. Mientras tanto, el mismo ámbito secular ha desarrollado la así llamada teoría ABC: Abstinencia, Fidelidad, Condón, donde el condón es entendido sólo como el último recurso, cuando los otros dos fracasan. Esto significa que la exclusiva fijación en el condón implica una banalización de la sexualidad que, en definitiva, es precisamente el origen del peligro de la actitud de no ver ya la sexualidad como la expresión del amor, sino sólo como un tipo de droga que la gente se administra a sí misma. Esa es la razón de que la lucha contra la banalización de la sexualidad sea parte de la batalla por asegurar que la sexualidad sea tratada como un valor positivo y para hacerla capaz de tener un efecto positivo en el conjunto de la persona humana. Puede haber una base en el caso de algunos individuos, como quizá cuando un hombre que se dedica a la prostitución usa un condón, en que esto puede ser un primer paso en la dirección de una moralización, una primera asunción de responsabilidad, en el camino hacia la recuperación de la consciencia de que no todo está permitido, y de que uno no puede hacer todo lo que quiere. Pero no es este realmente el modo de afrontar el daño de la infección por VIH. (Ese modo) realmente sólo puede estar en una humanización de la sexualidad.
Está usted diciendo, entonces, que la Iglesia católica de hecho no se opone en principio al uso de condones?
(La Iglesia) por supuesto no los ve como una solución real o moral, pero en casos particulares, puede haber, sin embargo, en la intención de reducir el riesgo de infección, un primer paso en un movimiento hacia un modo diferente, un modo más humano, de vivir la sexualidad".
jueves, 18 de noviembre de 2010
EL CAMINO DE SANTIAGO EN "THE WAY" DE MARTIN SHEEN
En un mundo donde la religión parece estorbar y ser católico es tomado como un defecto prácticamente insalvable, sorprende la capacidad de atracción de los santuarios católicos. Espacios de fe popular que convocan a millones de personas. Desde El Vaticano hasta la Basílica de Guadalupe, de Lourdes a Fátima. Algo similar ocurre con Santiago de Compostela, la ciudad española donde reposan los restos del apóstol que Benedicto XVI visitó apenas unos días atrás. ¿Qué mueve a tanta gente? Una pregunta que el mismo Papa se hizo el sábado pasado durante la misa que presidió en la Plaza del Obradoiro, justo frente al atrio de la Catedral de Compostela. El miércoles último, durante la audiencia general en El Vaticano, se refirió a este tema: “Viendo el número de peregrinos presentes en la Santa Misa solemne que tuve la gran alegría de presidir en Santiago, medité sobre lo que impulsa a tanta gente a dejar las ocupaciones cotidianas y a emprender el camino penitencial hacia Compostela, un camino a veces fatigoso: el deseo de alcanzar la luz de Cristo, la cual anhelan en lo profundo de su corazón, aunque si a menudo no lo saben expresar bien con palabras. En los momentos de oscuridad, de búsqueda, de dificultad, como en la aspiración de reforzar la fe y vivir en modo más coherente, los peregrinos a Compostela emprenden un profundo itinerario de conversión a Cristo, que ha asumido en sí la debilidad, el pecado de la humanidad, las miserias del mundo, llevándolas donde el mal no tiene más poder, donde la luz del bien ilumina todas las cosas. Se trata de un pueblo de silenciosos caminantes, provenientes de todas partes del mundo, que descubren la antigua tradición medieval y cristiana del peregrinaje, atravesando barrios y ciudades permeadas de catolicismo”. Algo de esto que dice el Papa ha llamado la atención de dos grandes actores, padre e hijo, de Hollywood como Emilio Estevez y Martin Sheen que han rodado una película sobre la peregrinación titulada “The Way”, o dicho en español “El Camino”. El filme, como ya relatamos en este blog hace ya un año, relata la historia de un joven que muere haciendo el camino y un padre que decide dejar todo para completar la travesía inconclusa de su hijo y así llegar a conocerle. Una sugestiva historia de conversión humana.
domingo, 14 de noviembre de 2010
LA ESPOSA CATÓLICA DEL ATEO NICK CLEGG
martes, 9 de noviembre de 2010
BENEDICTO XVI Y LOS DISCAPACITADOS
«Os aseguro que cuanto hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). Son las palabras del Evangelio que recordó el domingo Benedicto XVI durante su visita a uno de esos milagros vivientes de la caridad cristiana que pocos conocíamos y que, gracias a las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, se puede llamar “Obra benéfico social del Nen Deu”. Más allá de la impresionante majestuosidad artística y solemnidad litúrgica del acto de consagración de la Sagrada Familia, obra del genial y futuro beato Gaudí, yo, sinceramente, me quedo con la tierna y provocadora visita del pastor de los católicos a los desheredados de esta sociedad materialista. Con ojos puramente humanos cabría preguntarse ¿por qué uno de los líderes más importantes del mundo dedica toda una tarde en su apretada agenda condal para visitar a los más inútiles de la sociedad? Y la respuesta podría ser que porque sabe la importancia que tienen especialmente ellos para Dios: “para el cristiano, todo hombre es un verdadero santuario de Dios, que ha de ser tratado con sumo respeto y cariño, sobre todo cuando se encuentra en necesidad”. Seguro que mientras Joseph Ratzinguer escuchaba con su atenta y paternal mirada la desafinada canción que interpretaban los alumnos del centro, le venía a la memoria un detalle de su biografía que contó hace años en la entrevista-libro al periodista Peter Seewald titulado “La sal de la Tierra”. Es la historia de un primo suyo, retrasado mental, al que los nazis se llevaron diciendo a su madre que iban a operarle de una dolencia y que nunca más regresó a casa. Era una práctica habitual de los seguidores de Hitler que consideraban a los disminuidos psíquicos un insulto para la gran raza aria. Algo no muy distinto, en la filosofía de fondo, al genocidio down que están permitiendo y alentando muchos responsables sanitarios cada día en tantas clínicas y hospitales de nuestro país con la excusa de “evitar” dolor y sufrimiento a unos asustados, desorientados y desconcertados progenitores. Por eso también a los médicos el Papa les recordaba: “es imprescindible que los nuevos desarrollos tecnológicos en el campo médico nunca vayan en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana, de modo que quienes padecen enfermedades o minusvalías psíquicas o físicas puedan recibir siempre aquel amor y atenciones que los haga sentirse valorados como personas en sus necesidades concretas”. Y de las palabras a los hechos: tiempo, dedicación, ternura, cariño, paciencia, entrega, amor... de tantas instituciones y personas de la Iglesia que van más allá del misterio de la precariedad de la existencia. Y como el Papa lo sabe se permite hasta realizar un encargo muy serio a esos eternos niños de mirada perdida: “me despido de vosotros dando gracias a Dios por vuestras vidas, tan preciosas a sus ojos, y asegurándoos que ocupáis un lugar muy importante en el corazón del Papa. Rezo por vosotros todos los días y os ruego que me ayudéis con vuestra oración a cumplir con fidelidad la misión que Cristo me ha encomendado”. Y aprovechando la coyuntura un toque de atención del Pontífice para los que nos hacemos llamar cristianos: “En estos momentos, en que muchos hogares afrontan serias dificultades económicas, los discípulos de Cristo hemos de multiplicar los gestos concretos de solidaridad efectiva y constante, mostrando así que la caridad es el distintivo de nuestra condición cristiana”.
lunes, 8 de noviembre de 2010
PILAR RAHOLA Y BENEDICTO XVI
sábado, 6 de noviembre de 2010
"THERE BE DRAGONS"
Tercer trailer de la película "There be Dragons" de Roland Joffe, con subtítulos en castellano, que se estrenará en España en la primavera de 2011.
Vídeo exclusivo, detrás de las escenas, con el director Roland Joffe.