Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
jueves, 30 de octubre de 2008
UNIVERSIDAD DE NAVARRA
lunes, 27 de octubre de 2008
MARGARITA ROJAS: AMOR INMENSO
El objetivo de cualquier periodista ha de ser siempre buscar, encontrar y contar las mejores historias que tiene la vida. Esas que nos reconcilian con el ser humano y con su capacidad de perdonar y de darse a los demás. Las que nos hablan de que se puede ser mejor, de que se puede ser feliz y de que, cada uno en su parcela y consciente de su mucha torpeza y limitación, puede transformar el mundo amando un poco más, y mejor, a los demás. Aunque ustedes no las vean con frecuencia en los medios de comunicación, esas historias existen y hacen que este mundo definitivamente no se vaya al garete. La vieja regla nemotécnica de "ahogar el mal en abundancia de bien" se repite todos los días en los lugares más recónditos del planeta gracias al empeño, el tesón y la fortaleza de incontables héroes anónimos que, probablemente, nunca coparán las portadas de los diarios pero que son tan reales y necesarios como la vida misma.
Margarita Rojas es una de ellas. Se trata de una septuagenaria mejicana que lleva dieciseis años desviviéndose por cuidar a su nieto Otón que padece una parálisis cerebral y del que nunca quiso hacerse cargo una hija suya. El documental de cinco minutos que van a ver se elaboró para uno de esos telemaratones solidarios que todos los años organiza el canal mejicano Televisa. Conmueve y emociona. Es una bella historia de amor, fe, entrega, cariño, bondad, esperanza y lucha por la vida que deja el buen sabor de boca de las cosas auténticas. El amor a los demás como motor principal de nuestra existencia. Imparable, necesario, redentor y humanizador. "Es un amor inmenso el que siento por él". Y así tantas y tantas Margaritas anónimas que, sin darse importancia, hacen este mundo más habitable y nos recuerdan con su ejemplo la vocación más alta y noble a la que estamos llamados. La que más felicidad nos puede proporcionar aunque, en algunos casos, pueda parecernos increíble e incomprensible. La del Amor.
LA CRISIS NINJA
Miren que uno lleva varios meses intentando entender esto de la crisis económica. Horas sumergido en artículos, reportajes, columnistas, prensa especializada y demás documentación para concluir que no hay quien la entienda. Ni crisis subprime, ni créditos hipotecarios, ni economía globalizada, ni nada que se le parezca. Al final la experiencia es un grado y sólo los grandes y auténticos sabios saben explicar de forma sencilla las cosas más complicadas. Es el caso de Leopoldo Abadía un ex profesor del IESE de 75 años de edad que un buen día decidió escribir un artículo titulado 'La crisis ninja' para explicar, en un lenguaje llano y coloquial, este desastre económico en el que estamos inmersos. Desde entonces se ha convertido en un auténtico boom en la red. Abadía, que dejó la enseñanza hace 15 años para dedicarse a la consultoría, escribió el artículo en una tarde de domingo de enero y lo distribuyó entre sus empleados por correo electrónico. Al cabo de unos días, "la crisis ninja" era objeto de apasionados debates hasta en los foros más insospechados. Desde entonces le han llamado de infinitos lugares para que colabore, sea columnista, dé clases magistrales, consejos, orientaciones... Hace unos días estuvo en el programa de Buenafuente en La Sexta y así, entre catalanes, realizaron un interesante bosquejo de la raíz del problema. Le presentaron como el "gurú campechano". En seis minutos, la verdad, yo he entendido más que en seis meses. La sencillez, claridad, sentido del humor e inteligencia son siempre buenos ingredientes para una correcta pedagogía. Al final, creo, la crisis no nos la van a solucionar ni los tiburones, ni los progres, ni los intervencionistas, ni los neoliberales, ni los JASP, ni los brockers... volverán a ser los viejos sabios. Con recetas universales, clásicas como la vida misma, siempre nuevas y siempre viejas, oiga usted.