sábado, 21 de octubre de 2006

Narrativa antigua para imperfecciones modernas


¿Se imaginan intentar poner en escena la Traviata con un grupo de expulsados por mal comportamiento del reformatorio de Getafe? Algo parecido les está ocurriendo continuamente a los periodistas de nuestro tiempo, especialmente a los norteamericanos. Me explico. Mantienen estereotipos narrativos de hace lustros que ya no sirven para las historias que nos encontramos hoy en día. Un ejemplo muy claro es lo que ha pasado con la creación periodística de la joven pareja que ha simbolizado la esperanza tras el paso del Katrina por Nueva Orleans. Zakery, 28 años, y Addie, 30, se conocieron en la noche en la que el huracán Katrina golpeó con furia Nueva Orleans cuando ella ofreció a él guarecerse de la apocalíptica tormenta. Lo demás fue pan comido para los plumillas que se paseaban en lancha buscando historias con las que rellenar las muchas páginas que les exigían sus jefes. Se presentó como un cuento de amor hippie en medio de la adversidad: él fabricaba una cocina con un cubo de metal mientras ella enseñaba sus pechos al paso de los coches de policía. Todo muy normal y edificante. Tanto emocionaba la historia al personal que tres de los grandes periódicos estadounidenses los convirtieron en el icono de la resistencia superviviente frente a la adversidad de la catástrofe. Desgraciadamente en las crónicas se obviaron algunos detalles que, aunque estropeaban un poco la historia, hubieran explicado bastante mejor lo que ahora ha pasado. Por ejemplo el desequilibrio mental que él tenía tras haber sido marine en la guerra de Irak o Afganistan, su paternidad irresponsable con dos hijos abandonados en el camino, su afición compartida por las droguillas y el alcohol... y así muchos otros datos que hacían falta para ser honestos con la Verdad. Al final, un año después, la historia de Zakery Bowen y Addie Hall ha terminado de forma sorprendente para los lectores gringos: Bowen se ha suicidado después de descuartizar a Hall. (Impactante desenlace. No seré yo quien lo niegue, amigo lector). Es la consecuencia lógica de un problema que aqueja a esta profesión tan denostada. Los periodistas tienen en las redacciones moldes narrativos previos que intentan rellenar con las historias que se encuentran en la calle. Moldes de Walt Disney para una sociedad que poco tiene que ver con la factoría. Lo importante no es hacer justicia a la Verdad sino ver cómo encajan esas historias en los moldes, aunque para ello haya que obviar parte de la información fundamental. De esta forma tendremos creaciones literarias maravillosas... pero muy alejadas del verdadero servicio a la sociedad.

jueves, 19 de octubre de 2006

Alegría de vivir

Cuando he leído las declaraciones de Inmaculada Echeverría en su multitudinaria rueda de prensa desde la cama del Hospital San Juan de Dios de Granada, me ha invadido una profunda tristeza. Tristeza, en primer lugar, por la soledad que asegura padecer. Dejemos por un momento la foto que acompaña a este artículo. Imaginemos que Inmaculada no sufre distrofia muscular progresiva, que no tiene una traqueotomía y que no le falta musculatura en la lengua, la cara y el cuello. Que no lleva mucho tiempo postrada en una cama y que tampoco necesita medios artificiales para vivir. Imaginen que estando sana, un buen día, les cuenta lo siguiente: "No es justo vivir así. Mi vida es soledad, vacío y opresión. Mi existencia no tiene más sentido que el dolor y la angustia de ver que amanece un nuevo día para sufrir y esperar que alguien escuche, entienda y acabe con mi agonía". La humanidad habría fracasado. Creo que este es el punto clave para entender el problema moral que se nos plantea: ella no ha encontrado argumentos en su vida para vivir en plenitud en cualquier circunstancia y por ello lo primero que debemos hacer es un ejercicio importante para comprenderla en toda su dimensión, más allá de la fácil sensiblería o trasnochados arrebatos ideológicos. Inmaculada no ha encontrado un sentido a la existencia al margen de su limitación física. Y eso, como ha dejado por escrito Viktor Frankl tras su paso por los campos de exterminio, es realmente duro. El problema está en que en nuestra cultura dominante no se da el clima necesario para obtener respuestas convincentes a las verdaderas preguntas. Y creanme que encontrarlas en esa situación es más difícil... realmente difícil... muy difícil... pero no imposible. Y no hablo en primera persona porque, además de sentirme incapaz, nunca he estado en semejantes circunstancias. Pero sí por algunos testimonios que he encontrado a lo largo de mi corta vida y que me han arrojado algo de luz sobre este asunto de la Eutanasia. Desde luego buena parte de las historias que encontré un buen día en el hospital de parapléjicos de Toledo, también la de D Luis de Moya, sacerdote tetrapléjico con el que coincidí en Pamplona hace años o la de mi amigo Pedrito con el que he compartido mesa y mantel este fin de semana de boda... y así una larga lista de increíbles hazañas de amor y superación que no tendrán, desde luego, tantas portadas como Ramón Sampedro en la prensa. Así de mal está concebido el Periodismo, oiga usted. También es cierto que en la mayoría de estas frágiles vidas intervienen actores secundarios que demuestran una gran entrega amorosa por y para el enfermo (familia, amigos, instituciones benéficas, voluntarios...). Encontrar el sentido pero también sintiéndose queridos. El Padre Ramos, que está alcanzando cotas insospechadas de popularidad por sus videos en la red, habla de resolver, al menos intelectualmente y cuanto antes, el sentido de la vida desde la cama de un hospital. Asumir la precariedad de la existencia. Si lo conseguimos, lo de menos serán los accesorios que nos pongán.
Desde hoy, permitanme la confidencia, tengo una intención más en mis oraciones. Me comprometo a rezar por la Esperanza de Inmaculada. Con un nombre así, a Ella, no le puede pasar desapercibida.

martes, 17 de octubre de 2006

Gachó Ramírez Heredia


El Romanó-Kaló es la lengua que habla el pueblo gitano. En ella, por mucho que busquemos en el diccionario, no encontraremos jamás la traducción exacta de la palabra trabajo. Pero no crean que es porque a los gitanos les disguste trabajar. Todo lo contrario. Para ellos el trabajo se traduce y se conceptúa como "hacer cosas". Una interesante idea que contrasta con la concepción esclavista del trabajo que impera en nuestros días. Ésta es una de las lecciones que he aprendido esta mañana escuchando a Juan de Dios Ramírez Heredia. Ha sido el primer diputado de raza gitana en la historia del parlamento español y del parlamento europeo. Periodista, jurista, escritor y predicador infatigable de la noble causa de este maltratado pueblo. Maneja bien la retórica, sabe utilizar las palabras exactas y encandila con pasión a cualquier auditorio. Este lunes ha inaugurado un curso sobre Periodismo, Lenguaje y violencia social. Nos lo han presentado como el gitano más culto que hay en nuestro país (y que muchos payos, desde luego, añado yo). Me ha gustado que un socialista como él, fue diputado del PSOE, cite con naturalidad a los obispos franceses y su famoso eslogan contra Le Pen "las palabras pueden matar", que apele a la caridad cristiana como la mejor receta para la convivencia o que eche mano de citas de San Agustín o Santo Tomás para ilustrar su discurso sin complejos. Ramírez Heredia nos ha invitado a no estigmatizar a los gitanos aunque hayan podido cometer errores que habrá que erradicar poco a poco invirtiendo trabajo, educación, tiempo y esfuerzo. De este ágrafo pueblo se deben resaltar también algunos aspectos positivos que no le vendría mal imitar a nuestra sociedad autosuficiente e individualista: la veneración sagrada de los ancianos, el valor primordial de la relación paternofilial, el sentido de la fiesta y la celebración o la importancia que otorgan a la familia. Un gachó interesante.

viernes, 6 de octubre de 2006

¿Amas a Laura?

Hemos esperado a que los chicos de Tiempo BBDO hayan lanzado otra campaña (para mí peor que la anterior) para sacar su entrevista al Pater Ramos sobre Laura y sus amores. La dirección en que está alojada es:
http://utopiacomunicacion.iespana.es/
Dado el volumen del archivo, hay que esperar unos 5 o 6 minutos (dependiendo de la velocidad de conexión), descomprimirlo y ya se puede disfrutar.
Para los impacientes está colgado en youtube:
http://www.youtube.com/watch?v=VNIjxvjFFbU

martes, 29 de agosto de 2006

Historias mínimas

En pocos días abandonaré el piso que durante casi dos años ha sido mi hogar en Benavente. Es lo que tiene esto de ser marinero errante por nuestra piel de toro. No acabas de atar cabos en ningún puerto y tu amarre nunca llega a ser realmente tu casa. Con todo, el equipaje es más llevadero y la sensación de libertad merece, de momento, la pena. O eso creo.
En uno de los armarios de esta última casa encontré, al poco de llegar, una nota misteriosa. Era un post-it amarillo. Estaba colocado en el espejo que hay en el reverso de la puerta, arriba, en el margen izquierdo. Decía lo siguiente: "Últimamente no hemos coincidido mucho. Espero que no estés molesto o enfadado conmigo. Un beso. 24-X-2004" La caligrafía era claramente femenina y estaba rubricada por un garabato ininteligible. Desde el primer día que lo vi supe que había encontrado una historia verdadera.
Un relato abreviado sobre los anteriores inquilinos cuya relación había quedado retratada en un post-it traicionero. Palabras íntimas de cariño, perdón, llamada, S.O.S, reconciliación... Aún así nunca me sentí cómodo. Con el hallazgo del dichoso papelito creía haber profanado algo muy frágil y personal. Por eso, y por respeto, decidí no quitarlo y hacer como si nunca lo hubiera visto. Ahí sigue.
A pesar de ello... cuántas veces a lo largo de estos años al coger un pantalón o una camisa he pensado en él y en ella. En su historia. Mis predecesores. ¿Qué habrá sido de ellos, cuál era su relación, seguirán juntos, se llamarán, se odiarán...? Interrogantes que dejo como legado a mi sustituto en el inmueble propiedad de las hermanas Elisa y María.
Yo, por de pronto, revisaré bien todo para no dejar notas que incomoden al siguiente.

martes, 15 de agosto de 2006

NUNCA ME ABANDONES

Bien asesorado por mi agente literario Ángel Arias he aprovechado estos tiempos de verano para deleitarme con la lectura de algún buen libro. Hace años, cuando padecía más a menudo de fiebres sentimentales, me entusiasmó la novela "Los restos del día" que en su adaptación cinematográfica interpretaron tan magistralmente Anthony Hopkins y Emma Thompson. Fue entonces cuando descubrí a al gran Kazuo Ishiguro, escritor británico de origen japonés.
Con "Nunca me abandones" he vuelto a sentir el escalofrío aterrador como el que me desgarró el alma al descubrir las predicciones futuristas de Aldous Huxley en "Un mundo feliz".
No creo exagerar lo más mínimo al afirmar que esta obra de Ishiguro es una de las novelas más hermosas e inquietantes que he leído en los últimos tiempos. Un libro bellísimo a la vez que perturbador, porque bajo la delicada y sutil superficie de su relato, bajo la amable apariencia de un estilo reposado, incluso lánguido, discurre una historia desasosegante y atroz, ante la cual ningún lector puede mostrarse indiferente.
Próximamente hablaremos de ella más en profundidad. Vayan comprándosela.

lunes, 14 de agosto de 2006

La fregona de Emilio

Hace unos días tuve la oportunidad de conocer a una gran persona. Aragonés, serio, grandote y cariñoso. Se llama Emilio Bellvis. Su abuelo fue el inventor de la olla express y su padre el de la fregona. Solamente por ello creo que todos sus herederos deberían ser mantenidos por el Estado, por los siglos de los siglos, hasta el fin de los tiempos.
Han colmado con creces su contribución al bien común y nunca se les reconocerá lo suficiente.
El problema es que a los jóvenes de hoy en día nos cuesta imaginarnos la vida sin tanta tecnología. Ni ordenadores, ni móviles, ni grifos, ni secadores, ni nada que se le parezca. Eran otros tiempos. ¡Que se lo pregunten a nuestras abuelas!
Me encanta la figura de los inventores: viejos románticos que lo dejan todo para llevar a cabo una idea que deberá soportar el boicot de una sociedad descreída y desencantada. Heraldos de los sueños y el ingenio en un mundo que quiere tocar todo lo que dice y gusta de prescindir de aquellas cosas que no se ven.
Querido Emilio hoy he cocinado un suculento arroz en la olla express de mi cocina y he pasado el invento de tu padre por los rincones más escondidos de mi cuarto de baño. Te doy las gracias.

sábado, 5 de agosto de 2006

NORFOLK: un rincón perdido.

No sé si a ustedes les ha ocurrido alguna vez. Se trata de la grata sorpresa que produce descubrir en una película o un libro un viejo secreto de la infancia. Ya me ocurrió con el "Show de Truman" y ese imaginarse que todo el mundo que a uno le rodea es una pantomima. Que todos los seres humanos que vas conociendo y que están a tu alrededor están interpretando un papel muy concreto en la ficticia película de tu vida. Estos días de verano me ha ocurrido lo mismo con la novela que estoy leyendo. Norfolk es un lugar perdido de Inglaterra a donde van a parar todas las cosas que se pierden en todo el país. Algo así como un gran almacén imaginario donde se concentran todos los objetos que la gente olvida en cualquier rincón del país. Si uno va allí al cabo de los años acaba encontrando ese juguete tan preciado o esa camisa tan querida que algún día desapareció. Esa idea tan imaginaria e infantil también la pensé yo hace años y hoy la he leído con cierta ternura en este libro:
"cuando perdíamos algo precioso, y buscábamos y buscábamos por todas partes y no lo encontrábamos, no debíamos perder por completo la esperanza. Nos quedaba aún una brizna de consuelo al pensar que un día, cuando fuéramos mayores y pudiéramos viajar libremente por todo el país, siempre podríamos ir a Norfolk y encontrar lo que habíamos perdido hacía tanto tiempo. Puede que suene a tontería, pero no se ha de olvidar que para nosotros, en esa etapa de nuestra vida, cualquier lugar más allá de Hailsham era como una tierra de fantasía".

lunes, 3 de julio de 2006

CONEJOS AVENTUREROS


Cada vez que viajo de Benavente a Madrid me encuentro con mis amigos los conejos. Habitan a lo largo y ancho de la mediana de la A-6, más conocida popularmente como la carretera de La Coruña. Entre hierbajos y matorrales hacen su vida de conejos ajenos al importante flujo de vehículos que transita por los límites de su territorio. Ajenos hasta que a alguno se le ocurre rebasar las fronteras de este islote alargado y se lanza a la peligrosa aventura de cruzar la carretera. Ahí es cuando empieza el problema. La mayoría son aplastados por los veloces vehículos a pesar de que, algunas veces, intentan esquivarlos agazapándose en mitad del carril o desafiando "a la carrera" a los mortales neumáticos que manejan los humanos. Son conejos aventureros y políticamente incorrectos. Me recuerdan a los mozos que corren los encierros en San Fermín. Valientes y decididos que se juegan la vida por alcanzar un pellizco de libertad. Los conductores sólo vemos los cadáveres de los que se quedaron en el camino pero... cuántos habrán conseguido cruzar felizmente las fronteras de El Dorado. Seguro que muchos. A ellos dedico hoy estas líneas.