Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
martes, 17 de octubre de 2006
Gachó Ramírez Heredia
El Romanó-Kaló es la lengua que habla el pueblo gitano. En ella, por mucho que busquemos en el diccionario, no encontraremos jamás la traducción exacta de la palabra trabajo. Pero no crean que es porque a los gitanos les disguste trabajar. Todo lo contrario. Para ellos el trabajo se traduce y se conceptúa como "hacer cosas". Una interesante idea que contrasta con la concepción esclavista del trabajo que impera en nuestros días. Ésta es una de las lecciones que he aprendido esta mañana escuchando a Juan de Dios Ramírez Heredia. Ha sido el primer diputado de raza gitana en la historia del parlamento español y del parlamento europeo. Periodista, jurista, escritor y predicador infatigable de la noble causa de este maltratado pueblo. Maneja bien la retórica, sabe utilizar las palabras exactas y encandila con pasión a cualquier auditorio. Este lunes ha inaugurado un curso sobre Periodismo, Lenguaje y violencia social. Nos lo han presentado como el gitano más culto que hay en nuestro país (y que muchos payos, desde luego, añado yo). Me ha gustado que un socialista como él, fue diputado del PSOE, cite con naturalidad a los obispos franceses y su famoso eslogan contra Le Pen "las palabras pueden matar", que apele a la caridad cristiana como la mejor receta para la convivencia o que eche mano de citas de San Agustín o Santo Tomás para ilustrar su discurso sin complejos. Ramírez Heredia nos ha invitado a no estigmatizar a los gitanos aunque hayan podido cometer errores que habrá que erradicar poco a poco invirtiendo trabajo, educación, tiempo y esfuerzo. De este ágrafo pueblo se deben resaltar también algunos aspectos positivos que no le vendría mal imitar a nuestra sociedad autosuficiente e individualista: la veneración sagrada de los ancianos, el valor primordial de la relación paternofilial, el sentido de la fiesta y la celebración o la importancia que otorgan a la familia. Un gachó interesante.
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