lunes, 23 de julio de 2007

POLANCO TAMBIEN MUERE

Me entero este fin de semana del fallecimiento de Don Jesús de Polanco uno de los editores más importantes de la España que nos ha tocado vivir. Rápidamente me pongo a escuchar la SER y a leer El País por internet. Después el resto de medios. Casi todo son loas y grandes palabras para uno de los hombres, y esto es indiscutible, más influyentes de los últimos años. Al margen de las manidas reflexiones políticofinancieroideológicofrentistas, desde mi punto de vista, creo que se trata de una de las personas que más ha contribuido a crear y amplificar la cultura progre, políticamente correcta y relativista que padecemos hoy en día en España (y esto no lo he leído hasta el momento en ninguna reseña periodística). Hacedor de una gran gestión empresarial, sí, de una potente máquina de hacer dinero, también, y de una estructura con gran influencia social y política siempre dispuesta a dar un caponcillo a la Iglesia, viniese o no a cuento. Mucho poder que, sin embargo, no ha conseguido evitar la muerte. Así es la única máxima que no pueden rebatir ni los más relativistas de este tiempo: todos moriremos algún día. Los poderosos, los fuertes, los ricos, los sabios, los influyentes... también. Sinceramente le agradezco el servicio que me ha prestado mostrándome a través de su imperio mediático todo ese estilo de vida que hace menos felices a los ciudadanos que aspiran a ser verdaderamente libres. Gracias al conocimiento de toda esa filosofía posmoderna, por estímulo a la superación, a la necesidad de plenitud y a querer buscar algo mejor, algunos estamos ahora donde estamos y somos más felices. Descanse en paz y una oración por su alma.

miércoles, 18 de julio de 2007

PUDORES VERANIEGOS


Lo primero de todo es pedir disculpas a la parroquia bloguera por el abandono registrado en los últimos días en este humilde cuaderno virtual. Ha sido una semana de minivacaciones alejado de la tecnología para intentar descansar de verdad. Algo se ha conseguido. El triángulo Pamplona (San Fermín)-Hendaia (San Juan de Luz)-Laredo (Cantabria) ha servido para sentir y pensar cosas que, supongo, irán saliendo poco a poco en próximas entregas cibernéticas. Por de pronto una reflexión en torno al desaforado desnudismo que vivimos estos días de verano en playas y calles de las ciudades de España. Es alucinante. (Conviene aclarar: hay gente que todavía no se cree que el planteamiento cristiano del cuerpo humano es el propio de la religión de la carne y la única que da importancia real al hecho concreto de vivir. Nuestro cuerpo no es una cárcel que nos oprime y condena sino expresión maravillosa de la imagen de Dios. Por eso hay que cuidarlo. Somos templo del Espíritu Santo que hay que saber mostrar, ofrecer y expresar a los demás). Hace poco he leído una interesante reflexión del poeta y escritor portugués Fernando Pessoa que habla de las ventajas de saber ser verdaderamente corporales: “Sólo los pueblos que se visten gozan de la belleza de un cuerpo desnudo. El pudor beneficia sobre todo a la sensualidad, como el obstáculo a la energía”. También en verano.