miércoles, 18 de julio de 2007

PUDORES VERANIEGOS


Lo primero de todo es pedir disculpas a la parroquia bloguera por el abandono registrado en los últimos días en este humilde cuaderno virtual. Ha sido una semana de minivacaciones alejado de la tecnología para intentar descansar de verdad. Algo se ha conseguido. El triángulo Pamplona (San Fermín)-Hendaia (San Juan de Luz)-Laredo (Cantabria) ha servido para sentir y pensar cosas que, supongo, irán saliendo poco a poco en próximas entregas cibernéticas. Por de pronto una reflexión en torno al desaforado desnudismo que vivimos estos días de verano en playas y calles de las ciudades de España. Es alucinante. (Conviene aclarar: hay gente que todavía no se cree que el planteamiento cristiano del cuerpo humano es el propio de la religión de la carne y la única que da importancia real al hecho concreto de vivir. Nuestro cuerpo no es una cárcel que nos oprime y condena sino expresión maravillosa de la imagen de Dios. Por eso hay que cuidarlo. Somos templo del Espíritu Santo que hay que saber mostrar, ofrecer y expresar a los demás). Hace poco he leído una interesante reflexión del poeta y escritor portugués Fernando Pessoa que habla de las ventajas de saber ser verdaderamente corporales: “Sólo los pueblos que se visten gozan de la belleza de un cuerpo desnudo. El pudor beneficia sobre todo a la sensualidad, como el obstáculo a la energía”. También en verano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo excepto en los casos en los que las mujeres sean unas auténticas modelos. En ese caso mejor que vayan desnudas a cualquier hora del día. Será un regalo y reflejo de la maravilla de la creación.

Anónimo dijo...

anónimo: supongo que te referirás a "la maravilla de la crereccion", no?

pues mira por donde... discrepo de ti