Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
martes, 30 de junio de 2009
ÉXITO MATRIMONIAL
domingo, 28 de junio de 2009
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ Y DIOS
"Siento la inminencia del dios Dios,
del Dios con mayúscula,
-el que nos enseñaron cuando niños
y no aprendimos-.
¡Dios se me cierne en apretura de aire!
¡Se me está viniendo Dios
en inminencia de alma!
¡Se me está acercando Dios
en inminencia de amor!
¡Se me está llegando Dios
en inminencia de Dios!"
LA CRISIS SEGUN ALBERT EINSTEIN
jueves, 25 de junio de 2009
BONO DE U2: LA MÚSICA ES UNA PLEGARIA
miércoles, 24 de junio de 2009
EL CUARTO SACRAMENTO
sábado, 20 de junio de 2009
HILDA MOLINA
viernes, 19 de junio de 2009
MÁS LIBRE Y MÁS DE DIOS
miércoles, 17 de junio de 2009
SAMUEL L JACKSON TAMBIÉN REZA
martes, 16 de junio de 2009
OTRA DE AUTÉNTICO PERDÓN
sábado, 13 de junio de 2009
INCREÍBLE FELICIDAD
Desgraciadamente, en la mayoría de los casos, el dramático anuncio por parte del ginecólogo de que el niño que se está esperando traerá problemas físicos, o vivirá tan sólo unas pocas horas, suele terminar en aborto. Es una terrible realidad que pone de manifiesto que los médicos de nuestro tiempo han renunciado a su milenaria vocación de salvar vidas, y de luchar por pequeña que sea la esperanza, para entregarse a una medicina defensiva en la que el objetivo fundamental es ahorrarse problemas y ganar el mayor dinero posible. En el caso de Diane Elder este sobresaltado anuncio afortunadamente no terminó así. Ella y su marido decidieron seguir adelante. Se trata de una cantante profesional norteamericana que, a pesar del consejo médico, quiso tener a su hija Ángela, afectada por un grave problema genético llamado Trisomía 18 y que tan sólo vivió doce horas fuera del vientre materno. En esta magnífica entrevista en inglés para la cadena televisiva CNN, Diane no obvia lo duros que fueron los cuatro meses antes del parto. Pero tampoco olvida que cuando alumbró a su hija, que además nació con deformidades, "extrañamente" se sintieron llenos de una "increíble felicidad". Emociona escuchar cómo cuenta la muerte de Ángela en su regazo y cómo sus miradas se cruzaron durante ese breve tiempo en varias ocasiones: “Murió pacíficamente. El sufrimiento fue nuestro. Durante dos semanas… en realidad, todo un año, la lloramos, como se llora a un ser querido que muere. Es parte normal de la vida. No puedes evitar el hecho de la enfermedad y la muerte. Pero nos sentimos muy tranquilos cuando todo terminó”. Llama la atención la serenidad con la que lo recuerda. Quizás porque sabe que hizo lo más humano, lo más normal y lo más consecuente con el respeto a la dignidad humana. Vivir la enfermedad y la muerte con el sosiego y la confianza de que forman parte inexorable de nuestra existencia en este mundo. Consciente de que el comienzo y el final de la vida es algo que nos sobrepasa y no nos pertenece. Al igual que nuestros amigos de "99 balloons" Diane supo festejar la breve vida de su hija Ángela como un don y un regalo de Dios. Y es que cuando los hijos se viven desde este prisma vital todo es mucho más fácil porque, a pesar de las dificultades que puedan surgir, siempre se experimenta una "increíble" felicidad. Nada o poco que ver con el tormento de por vida que padecen las mujeres que en su día se vieron abocadas a abortar.
jueves, 11 de junio de 2009
PEQUEÑAS IMPERFECCIONES
martes, 9 de junio de 2009
PREGNOFOBIA
lunes, 8 de junio de 2009
LAS TRECE SEMANAS DE JUAN
sábado, 6 de junio de 2009
MADRES CATEDRALICIAS
Cuando la filósofa judía Edith Stein empezaba su vida de carmelita descalza, su madre, una gran mujer, madre de once hijos, que llevó adelante el negocio de maderas de su difunto esposo, tenía 84 años. "Era completamente imposible tratar de hacérselo comprender a mi madre", escribía Edith a una amiga, refiriéndose a su decisión por la clausura. "Ella permaneció en sus trece, y yo no contaba más que con la confianza en la gracia de Dios y en la fuerza de nuestra oración -continúa-. Me ayudaba de alguna manera pensar que mi madre también era creyente y que seguía siendo de una naturaleza resistente". El 12 de octubre, día de su cumpleaños, la joven acompañó a su madre al culto sinagogal "porque quería estar con ella el mayor tiempo posible", confiesa en su diario. Y prosigue: "Mi madre me pidió que volviéramos a casa andando. ¡Aproximadamente tres cuartos de hora con 84 años! Yo tuve que avenirme a su petición, pues me di cuenta de que ella deseaba hablar conmigo sin que nadie nos molestara". Edith, después Santa Teresa Benedicta de la Cruz, recoge los detalles de aquel día difícil: "Al final, nos quedamos solas en la habitación mi madre y yo... Entonces ella escondió el rostro entre sus manos y rompió a llorar". "Yo me coloqué detrás de su silla y estreché su cabeza plateada contra mi pecho. Permanecimos así largo tiempo, hasta que me dijo que quería ir a la cama", continúa. "Subí con ella a su habitación y la ayudé a desvestirse, ¡por primera vez en mi vida! Después me senté en su cama, hasta que ella me mandó a dormir. Seguramente ninguna de las dos pegamos ojo aquella noche". Dos días después, el 14 de octubre, Edith Stein entraba en el Carmelo de Colonia, del que saldría con su hermana Rosa para trasladarse a un Carmelo de Holanda. Este viaje tenía el objetivo de salvarlas de la persecución del nazismo contra los judíos, aunque, como es sabido, este noble intento no tuvo resultado y Edith y su hermana murieron en las cámaras de gas de Auschwitz en agosto de 1942. Este domingo celebramos la jornada "Pro Orantibus" dedicada a los contemplativos consagrados a la oración. Buena parte de la "semilla" de éstas y otras vocaciones es de muchas madres que, con su genial invisibilidad, han sido, y son, hacedoras de auténticas catedrales. (VEA EL VIDEO)