Leo unas interesantes declaraciones del escritor francés Paul Yonnet. El hecho de que actualmente el hombre pase media vida sin la conciencia de su propia muerte, sumido en una especie de euforia y despreocupación, desemboca en su deshumanización. Qué fuerte. Tiene bastante razón. La muerte ya no forma parte de la vida. No está integrada adecuadamente dentro de ella. El ser humano contemporáneo esconde la muerte, el sufrimiento, la imperfección... para no hacerse las preguntas más interesantes y trascendentes. Recuerdo que las últimas veces que he estado en algún tanatorio me ha costado encontrar al muerto. Lo esconden para no herir susceptibilidades contemporáneas. Por ello el sociólogo galo propone tomar conciencia de un nuevo dato de la vida humana que nos interroga: la muerte de la mortalidad: «La muerte ha dejado de ser la gran educadora, el hombre vive sin la conciencia de la muerte casi la mitad de su vida. Un poco como los animales, en una especie de euforia y despreocupación. Esto significa que, durante una parte de su existencia, deja de lado su humanidad, lo que define su humanidad: la conciencia de la muerte».
2 comentarios:
Y sin embargo, en algunos casos, asistimos a situaciones de aceptación de la muerte, sin dejar de luchar por la vida -con una sonrisa-. No hace un mes que ha fallecido Carlos Cristos, un médico de familia enfretado desde hace años a una enfermedad invalidante y mortal. Me quedo con una de sus frases: "la vida sin la muerte sería una tragedia". El documental "Las alas de la vida" es su expereincia con la enfermedad durante tres años.
Mucho más trágico, sería la muerte sin vida, sin blogs, sin... Vivimos cincuenta años sin pensar en ella, pq lo natural es vivir más tiempo, gracias a Dios.
Qué horror! No nos pongamos trágicos, gauden....
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