viernes, 23 de mayo de 2008

APRENDER A DIVORCIARSE

Otro lector asiduo de este blog me hace llegar una entrevista con un psicólogo que no tiene desperdicio y que pone de manifiesto como en la sociedad española cualquiera puede decir la primera estupidez que le venga a la cabeza sin que esto tenga ninguna consecuencia ni respuesta. Está claro que la cultura divorcista ha abierto un nicho de mercado muy suculento e interesante para muchos conferenciantes, editores de libros y manuales, psicólogos e intelectuales de poca monta, que han florecido en la esfera pública para satisfacer la desesperación de mucha gente afectada por este terrible drama existencial. Es el caso de José Manuel Aguilar que, si no fuera porque cada vez más personas necesitan oír este tipo de cosas para sobrevivir y justificar sus decisiones, nadie nunca lo hubiera tomado en serio (y no sólo por su aspecto físico). El divorcio es un invento capitalista. Dos personas, por separado, consumen más que si estuvieran juntas. Lo moderno es no comprometerse con nada, falso concepto de la libertad. Aguilar pontifica que da gusto: "En otras culturas, como la sueca, por ejemplo, el divorcio es sencillamente una nueva etapa para lograr el éxito. En cambio, para nosotros supone un fracaso. El cambio se dará cuando aprendamos a divorciarnos. El divorcio está asumido por la sociedad, pero no su sentido. Nos seguimos divorciando mal y seguimos echándole mucha culpa al pasado cuando lo que se nos ofrece es una nueva oportunidad para lograr la felicidad". "En un divorcio lo que se rompe es la pareja y no la familia. Para los niños, su madre y su padre son su familia, independientemente de si están juntos o separados. En cambio, las parejas tienden a mezclar esto. Los niños no se divorcian, y hay que mantenerlos al margen del conflicto de pareja". Usted y yo sin habernos enterado. Dentro de poco en vez de cátedras de familia florecerán en nuestras universidades las cátedras del divorcio. Y usted... ¿qué hace que todavía sigue casado?

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