viernes, 13 de marzo de 2009

VALE INFINITO


El pasado miércoles realizábamos en este blog una importante pregunta retórica sobre cuál es el momento en el que consideramos que empieza realmente la vida del ser humano. Sobre todo porque somos conscientes de que en la respuesta que demos a esta cuestión radica buena parte de la justificación o desautorización de todos los argumentos abortistas que se están esgrimiendo en las últimas semanas en España. La pregunta la realizaba el periodista S. Mc Coy en su columna de Cotizalia y así la transmitíamos en este espacio. Horas después leía la misma cuestión, planteada de otra forma, con la rotundidad e inteligencia de otro periodista de raza, nada sospechoso de creencia espiritual alguna, como es el director del Diario de Alcalá, Antonio R. Naranjo: "El aborto no es, o no debe ser, un debate político. Y ni siquiera moral. Es, ante todo, una cuestión científica: si hay vida, ninguna ideología ni credo ni derecho maternal puede justificar la demolición del feto. Y si no la hay, ninguna ideología ni credo ni derecho celular puede presentarlo como un asesinato legalizado. Así de simple es, y así de complejo a la vez". La respuesta a estas incógnitas me la hace llegar en forma de video una lectora que hace mucho tiempo ha perdido el miedo a equivocarse. Testimonio audiovisual cargado de sentido común y mucha ciencia. Vale infinito.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Gaudencio, ciertamente, VALE INFINITO LA VIDA, también vales infinito tú, te pareces a Dios, que es bien diferente de "querer ser como Dios". O ¿no somos los hijos igual que los padres?.
Dios ha apostado por la vida del hombre, y tú, colaboras con él para defenderla. En unos pocos días nos has ayudado a reflexionar sobre el valor de la vida, aunque esté dispuesta a negarlo "sin ton ni son" la mayoría.
Recibiste diez talentos y estás en tu justo derecho de empeñarte en duplicarlos en forma de servicio a la vida. ¡Que Dios te lo pague!, amigo.

Silvano Baztán dijo...

¡Hola, Gaudencio! Te devuelvo la visita a mi blog...

Yo tengo muy claro que el ser humano es tal desde el momento en que dispone de toda la información que le coloca con la potencialidad de una autonomía manifiesta... Yo lo asemejo con la semilla de una planta.

En ella está todo el potencial de la planta. No se le puede considerar una planta adulta, pero sí el inicio de una planta. No por no ser adulta, deja de ser planta...

Lo que me parece más complicado es el entramado social, jurídico, de creencias religiosas, que está entretejido alrededor del tema. No creo que se trate de un tema fácil de resolver el 'tratamiento' que se le debe dar a la cuestión...

Salud para ti y los tuyos.

Magicomundodecolores dijo...

Gaudencio: en mi blog te espera el Premio Apache 2009, espero que te guste. Creo que este es un blog que merece muchos premios, así que pasa por mi blog y , si te apetece, lo recoges, no es obligatorio. Saludos y bendiciones.

Magicomundodecolores dijo...

Gaudencio:¿podría llevarme este vídeo a mi blog?.Es precioso y muy inteligente, cre que, como dice Marisol, estás empleando muy bien tus talentos. En mi país de origen yo vivía rodeada de mentiras acerca del aborto y, por supuesto, lo apoyaba y no tenía dudas. Desde mi conversión al catolicismo, Dios me ha hecho ver lo errado de mi posición y por eso, porque estoy convencida de que hay vida desde que tienes todos los genes que te harán una persona conocida al nacer, quiero dar voz a todos aquellos a los que no quieren nombrar como seres humanos. La sociedad está a oscuras y tiene sed, pero no sabe de qué.Nuestro deber es informar, apoyar las campañas en contra del aborto y asegurar una vida digna a los que nazcan. Besos y bendiciones.

Anónimo dijo...

He reenviado el vídeo a todos los de la oficina... me echarán?

Rafael dijo...

Gracias por descubrirlo, lo pongo en mi blog.

Anónimo dijo...

No hay consenso científico aún sobre cuándo empieza la vida humana...y difícilmente lo habrá cuando, de uno y otro extremo, las razones ideológicas se mezclan con las puramente científicas.

Saludos afectuosos, de corazón.