No nos engañemos. Lo que más ha escandalizado de las recientes, y habituales, declaraciones del Papa sobre cuál es la mejor forma de afrontar la terrible epidemia del SIDA en África no ha sido exclusivamente el tema del preservativo. Lo que más enfurece a nuestra civilización occidental es la provocadora propuesta del pontífice a que revisemos profundamente la forma en la que estamos viviendo, enseñando y enfocando la sexualidad. La invitación valiente y audaz a abandonar el sexo deshumanizado que tanto empobrece a la persona. Ése que está generando cada vez más insatisfacción y más sensación de vacío y soledad en tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo. Y esto para la inmensa mayoría de la sociedad mediática del primer mundo es intolerable y no se le consiente ni al Papa por muy pontífice que sea. Lo dice como siempre con gran acierto y brillantez Juan Manuel de Prada en su artículo de hoy del ABC que no me resisto a reseñar: "El sida tiene su origen en la promiscuidad sexual; y el Mátrix progre, en lugar de combatir la promiscuidad sexual, la exalta y aplaude, exhortando a sus súbditos a entregarse a ella sin recato y regalándoles luego un condón, para que actúe como salvoconducto de su promiscuidad. Es doctrina establecida en el Mátrix progre que los males no deben atajarse en su origen, sino en sus consecuencias; porque atajar el mal en sus orígenes nos libera de su esclavitud, mientras que combatir sus consecuencias nos hunde más en la esclavitud y nos hace confiarlo todo en la eficacia del salvoconducto que el Mátrix progre nos dispensa. La discusión sobre la eficacia del salvoconducto, adonde el Mátrix progre pretende conducir el debate (llevando el agua a su molino), resulta bizantina: pues, independientemente de que los condones garanticen o no un «sexo seguro», lo que es indubitable es que garantizan un sexo deshumanizado. Las personas a las que previamente has esclavizado, confiándolas en la eficacia del salvoconducto que les regalas, no pueden liberarse de su esclavitud, cuando el salvoconducto les falta; y la exaltación de la promiscuidad produce personas que no pueden dejar de ser promiscuas, aunque se hayan olvidado de meter un condón en el bolsillo, como el pirómano no puede renunciar a su pulsión aunque se haya dejado olvidado en casa el extintor". Por tanto no se dejen engañar por cortinas de humo aunque estén hechas con condones de colores. La propuesta del Papa es más que eso: humanizar la sexualidad, erradicar el sexo deshumanizado y garantía de mayor felicidad.
Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
1 comentario:
Como ya lo he dicho en otras ocasiones, para que una enseñanza sea poderosa se requiere que quienes la hayan recibido antes actuasen conforme a la misma. No creo que sea el caso del Cardenal Law o de Marcial Maciel, por citar un par de ejemplos.
El sexo se humanizará en la medida de que se le quite ese acápite de pecado que ponen, por ejemplo, a las relaciones prematrimoniales. ¿O sólo hay amor en el matrimonio?
Por cierto, qué poco dominio del lenguaje por parte del columnista De Prada...en un párrafo veo cuatro veces la expresión "Matrix progre". Saludos afectuosos, de corazón.
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