viernes, 20 de marzo de 2009

ACIENTIFISMO PROGRE SUPERSTICIOSO

Un millar de intelectuales y reconocidos profesionales de los más diversos campos de la sociedad civil -biólogos, juristas, psiquiatras, pediatras, ginecólogos, filósofos, doctores, catedráticos y profesores universitarios- han suscrito ya el llamado Manifiesto de Madrid (consúltelo íntegro aquí) en contra de la reforma legislativa de la ley del aborto que quiere impulsar el Gobierno socialista español. En el documento los arriba firmantes dejan claro que la vida humana empieza en el momento de la concepción y lo difícil que es, desde el punto de vista científico, situarlo arbitrariamente antes o después de ese instante. Pero no se engañen. Aunque lo digan de forma contundente reputados profesionales de la genética, la biología celular o la embriología algunos prefieren la superstición o el pensamiento irracional a los verdaderos argumentos que aporte la ciencia. Y encima el monocorde pensamiento dominante se empecina en enturbiar la discusión introduciendo el elemento religioso como argumento de descrédito o distorsionador de la revelación científica. Así lo recoge con acierto el sociólogo Guillermo Dupuy en una de sus recientes columnas en Libertad Digital: "Estos progres, intelectualmente cada vez más patéticos, también apelan a la distinción entre delito y pecado para camuflar sus supersticiones y poder arremeter así, con aires de modernidad, contra la defensa de la vida que hace la Iglesia. Deberían saber, en primer lugar, que esa encomiable distinción se la debemos en buena parte al cristianismo; pero una cosa es que algo no tenga que ser delito por el mero hecho de ser pecado, y otra, muy distinta, que porque sea pecado no pueda ser también delito. ¿O es que vamos a despenalizar el robo por el hecho de que una confesión religiosa considere como mandamiento el "no robarás"?. Poco antes de convertirse en Bendicto XVI, Ratzinger apelaba a una visión individual, única e irrepetible del ser humano señalando que "cada persona es una idea de Dios". Esta aseveración no parte de la racionalidad científica y podría ser considerada por muchos como una superstición. Pero desde luego está mucho más cerca de las "luces" de la ciencia moderna entorno a la identidad genética singular que se produce en la fecundación, que los inconsistentes y obscurantistas malabarismos y eufemismos a los que recurren los que se creen –o nos quieren hacer creer– que la "interrupción voluntaria del embarazo" es algo distinto a la salvaje interrupción de una vida humana". Dicho queda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Gaudencio, has pasado a otro capítulo, no menos importante de la vida, cuando mi cabeza sigue dando vueltas y mi corazón se desconcierta ante la paradoja de conceder la vida a un bebé, sólo si está listo, dispuesto, a ser "utilizado como medicamento" mientras que, por el camino se quedan unas cuantas decenas de sus hermanos. Estamos haciendo equilibrios entre la vida y la muerte de forma muy peligrosa. Somos una sociedad fracasada y enferma porque no vivimos como una trajedia el crimen del "aborto", como señala, en su décimo punto, el Manifiesto de Madrid. Ya puede haber una docena de razones de mucho peso con las que, profesionales honestos de la medicina, biología, genética, antropología, etc. etc. intentan ayudarnos a hacer una correcta interpretación de los datos de la ciencia en relación con la vida humana en todas sus etapas; mientras el "poder" tenga que sustentarse con políticas radicales que signifiquen "fuera Dios" "fuera la vida" "fuera la Iglesia", el monstruo crecerá a pesar nuestro. No es cosa mía, Pedro, ya con la fuerza del Espíritu, en su primera carta nos advertía: "Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar, resistidle firmes a la fe"... No vaya a ser que acabemos pensando como ellos ¡que fuerte!. A esto le llaman los obispos "asumir una grave deformación de la verdad" "debilitar la luz de la razón". Concédenos Dios de Bondad el Don de la Sabiduría para conocer Tu Verdad.

Anónimo dijo...

Muestren estudios que señalen, de modo inequívoco, que la vida humana comienza en la concepción y que cuenten con el respaldo mayoritario de la comunidad científica.

Para estas cosas la ciencia es válida...cuando está de acuerdo con la doctrina católica. Sí y sólo sí está de acuerdo. Saludos afectuosos, de corazón.