ABORTIVA PILDORA DEL DÍA DESPUES

Paseando por Hispanidad.com me he topado con una impúdica entrevista al director general de Chiesi España, uno de los laboratorios farmaceúticos encargados de comercializar la abortiva "Píldora del día después" en España. Las empresas de este poderoso sector no se andan con tonterías. Invierten en eficaz propaganda mucho del dinero que están ganando gracias a los contratos con las administraciones públicas. Preguntas y respuestas perfectamente pensadas en las que, además de tratar al lector como si fuera tonto, se incide, una y otra vez, en las ideas fundamentales que quiere imponer el pensamiento único en esta materia: falsedades como que la píldora es un método anticonceptivo más, sin efectos secundarios y que es un derecho accesible de la mujer de toda edad y condición. La interviu de don Manel Vives no es una excepción: panegírico escrito que ensalza las bondades políticas de dispensar esta pildorilla asesina de forma gratuita por parte de algunas comunidades autónomas (Andalucia, Extremadura, Navarra, Cataluña y Madrid) y la necesidad de que, en un futuro, se pueda comprar en las farmacias sin receta. Vamos, como si fuera un simple caramelillo para el picor de garganta sin mayores consecuencias. Lo más tierno de todo se produce en el momento en el que Don Manel nos cuenta qué otros productos comercializan desde su bondadosa empresa: "Uno es Curosurf, un surfactante pulmonar que se utiliza en los niños prematuros con distress respiratorio y que ha salvado la vida de muchos de ellos en el mundo. Salvar una vida y sobre todo la vida de un niño prematuro siempre representa un motivo de gran satisfacción por lo que en Chiesi estamos plenamente orgullosos de ello. Hoy día hay muchos niños vivos gracias a Curosurf...". La pregunta que se hará el lector ahora es obvia: ¿Cómo una misma empresa puede conmoverse de esta forma por salvar a los niños prematuros con un medicamento y, por otro lado, fomentar y comercializar el uso de una píldora que los puede matar? Contradicciones de nuestro tiempo, amigo Sancho.