La consulta del médico siempre ha tenido para mi un atractivo especial. El tiempo se detiene y el aburrimiento campa a sus anchas lentamente. Mientras Luis Cobos perpetra desde el hilo musical otro atentado terrorista contra el precioso legado de la música clásica universal, una niña marea a su abuela con un juguete y otra señora mayor intenta desesperadamente entablar algún tipo de conversación con los que allí estamos. Se le nota que tiene ganas de colocar. Para evitar ser el afortunado interlocutor de tan eufórica conversadora me sumerjo en la lectura de una de esas revistas del corazón que hay en toda sala de espera que se precie. En este vida hay que leer un poco de todo. Fulanita enseña su casa, Menganito habla de su separación y el hijo de Zutanita se ha liado con nosequien. Esto cambia muy rápido. Dejas dos días de leer el “Hola” y te cambian todo el fondo de armario de los personajes del corazón. No hay derecho. De repente, por encima de todas las historias del folletín rosa, destaca la de una camarera de un conocido garito de Madrid a la que acusan de haber tenido un flirteo con nosecuál miembro de la aristocracia española. Ella asegura: “Soy demasiado joven como para mantener cualquier tipo de relación sentimental”. Terrorífico. Por un momento me imagino a una persona sin sentimientos y siento el mismo temor que cuando leí por primera vez la deshumanización emocional del Mundo Feliz de Aldous Huxley. Menos mal que la enfermera entona mi nombre y puedo escapar.
3 comentarios:
¿A que has ido al medico? ¿Estas Malito? Pues ¡Animo! Tofanes
¿A que has ido al medico? ¿Estas malito? Pues ¡Animo! Teofanes
¿A que has ido al médico? ¿Estás Malito? Pues ¡Ánimo! Tfanes
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