sábado, 6 de junio de 2009

MADRES CATEDRALICIAS

Cuando la filósofa judía Edith Stein empezaba su vida de carmelita descalza, su madre, una gran mujer, madre de once hijos, que llevó adelante el negocio de maderas de su difunto esposo, tenía 84 años. "Era completamente imposible tratar de hacérselo comprender a mi madre", escribía Edith a una amiga, refiriéndose a su decisión por la clausura. "Ella permaneció en sus trece, y yo no contaba más que con la confianza en la gracia de Dios y en la fuerza de nuestra oración -continúa-. Me ayudaba de alguna manera pensar que mi madre también era creyente y que seguía siendo de una naturaleza resistente". El 12 de octubre, día de su cumpleaños, la joven acompañó a su madre al culto sinagogal "porque quería estar con ella el mayor tiempo posible", confiesa en su diario. Y prosigue: "Mi madre me pidió que volviéramos a casa andando. ¡Aproximadamente tres cuartos de hora con 84 años! Yo tuve que avenirme a su petición, pues me di cuenta de que ella deseaba hablar conmigo sin que nadie nos molestara". Edith, después Santa Teresa Benedicta de la Cruz, recoge los detalles de aquel día difícil: "Al final, nos quedamos solas en la habitación mi madre y yo... Entonces ella escondió el rostro entre sus manos y rompió a llorar". "Yo me coloqué detrás de su silla y estreché su cabeza plateada contra mi pecho. Permanecimos así largo tiempo, hasta que me dijo que quería ir a la cama", continúa. "Subí con ella a su habitación y la ayudé a desvestirse, ¡por primera vez en mi vida! Después me senté en su cama, hasta que ella me mandó a dormir. Seguramente ninguna de las dos pegamos ojo aquella noche". Dos días después, el 14 de octubre, Edith Stein entraba en el Carmelo de Colonia, del que saldría con su hermana Rosa para trasladarse a un Carmelo de Holanda. Este viaje tenía el objetivo de salvarlas de la persecución del nazismo contra los judíos, aunque, como es sabido, este noble intento no tuvo resultado y Edith y su hermana murieron en las cámaras de gas de Auschwitz en agosto de 1942. Este domingo celebramos la jornada "Pro Orantibus" dedicada a los contemplativos consagrados a la oración. Buena parte de la "semilla" de éstas y otras vocaciones es de muchas madres que, con su genial invisibilidad, han sido, y son, hacedoras de auténticas catedrales. (VEA EL VIDEO)

1 comentario:

alter-ego dijo...

Muy buenas!!!,a ver si dar un golpe de timón en estas elecciones europeas.No creía que el socialismo se convirtiera en un gran monstruo en contra del la Iglesia,del derecho a nacer.Está creando un gran odio entre nosotros mismos.Esta política en vez de unir lo que hace es separarnos.Mis saludos cordiales.