viernes, 1 de junio de 2007

ESTÓMAGO VACÍO Y CON ÚLCERAS

Ha pasado tres décadas en la cartuja de Jerez y actualmente lleva cuatro en la de Medianeira en Brasil. Es el padre español Luis María, a secas (para vivir la pobreza hasta en el nombre), que desempeña la labor de prior en una de las cuatro comunidades cartujas que hay en Iberoamérica. Tiene aspecto de tolay, vive con otros once monjes y ronda los 50 años. Sin embargo sus palabras transmiten la fuerza rotunda que da la maceración del silencio, la penitencia y la oración. Leo una entrevista que le hacen hoy en la prensa y que me hace pensar: "La sociedad ofrece un placer que deja el estómago no sólo vacío, sino hasta con úlceras. Sólo Dios llena". Preguntado sobre la crisis de las vocaciones, afirma tajante y sereno: "No hay crisis de vocaciones, sino crisis de la vocación familiar. Falta estabilidad en las familias y formar a los niños en el amor. Hoy en día, los hijos no son esperados, sino soportados. Se hace todo lo posible para que no lleguen y, si finalmente vienen, los padres se resignan con un «¡bueno!»". Nosotros también necesitamos un poco más de silencio en mitad de los ruidos de esta modernidad: "Benedicto XVI acaba de hablar precisamente de la necesidad que tiene el hombre de silencio. Y, en especial, en la liturgia".

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