jueves, 14 de junio de 2007

BOB DE ASTURIAS, PRÍNCIPE DYLAN

Ya mencionamos en un post anterior la actuación de Bob Dylan ante el papa Juan Pablo II hace unos años. Ahora le acaban de conceder el premio Príncipe de Asturias de las Artes. He de reconocer que musicalmente nunca me ha parecido un genio. Para gustos, colores. Estuve en un concierto suyo hace un par de años y me decepcionó bastante su puesta en escena y su actitud frente al público. Sin embargo reconozco que hay algo en el personaje y en el mito que me parece muy atractivo. Robert Allen Zimmerman, que así se llama realmente, nació en el seno de una familia judía y su acercamiento al catolicismo se produjo a finales de los años setenta. Muchas de sus canciones tienen un marcado carácter trascendental. "Hay un hombre en una cruz: /ha sido crucificado./ ¿Sabes por qué y por quién ha muerto?», se pregunta en 'When you gonna wake up'. En 'Tryn' to get to heaven', anuncia: «Voy lleno de inquietud por la calle,/ tratando de alcanzar el Paraíso/ antes de que cierren la puerta». En una canción escrita para su hijo, 'Forever young', Dylan le desea que se cumplan sus sueños, que ayude y pueda ser ayudado por los demás, que crezca en la justicia y la verdad, que viva en la alegría y siempre se conserve joven. «Que Dios te toque y te inspire siempre», concluye. Pero el mensaje más profundamente religioso está en 'Ain't no man righteous, no not one': «Cuando un hombre sirve a Dios/ da sentido a su existencia».

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