viernes, 15 de junio de 2007

AMNISTIA SECTORIAL Y CÓMPLICE


Todo el mundo se ha echado las manos a la cabeza porque el vaticano ha pedido a los católicos que no colaboren con Amnistia Internacional por admitir el aborto en algunos casos. AI es una ONG fundada en 1961 por Peter Benenson, un cristiano practicante, y hasta el pasado mes de abril, cuando solicitó a los gobiernos que lo despenalicen para casos excepcionales de violación, incesto o peligro para la vida de la madre, nunca había defendido el aborto. Lo que ha sugerido el Cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, es que este cambio de política conlleve una lógica suspensión de cualquier financiación por parte de organizaciones católicas y también de católicos a título personal. Uno no puede ser cómplice de aquellas organizaciones que atentan contra lo que uno cree y, en última instancia, contra la dignidad humana. Segun Martino AI se descalifica como defensora de los derechos humanos al excluir a los más débiles. Existe un derecho internacional a la vida pero nunca al aborto. Esto de los supuestos tiene tanta gracia como la teoría del mal menor. Se puede matar (torturar, asesinar, extorsionar, marginar...) pero poco y sólo en algunos casos. De nuevo el fin que justifica los medios. Aunque AI dice que ellos no van a llevar ninguna política a favor del aborto aseguran que no entran a juzgar si el aborto es justo o injusto. Y quizás ahí radique el verdadero problema de esta cuestión: que Amnistia Internacional ha dejado de considerar el aborto injusto. No es la primera vez que algo así ocurre. Ya pasó lo mismo con UNICEF en 1996 (otra inocente ONG que defiende los derechos de la infancia curiosamente matando niños antes de que lo haga el hambre o cualquier otra contingencia) En el fondo el Cardenal Bertone ha hecho muy bien: ha dado toda la información disponible a los ciudadanos que quieran escucharle para que puedan elegir libremente su forma de ayudar a los demás. A través de una ONG que entre sus métodos humanitarios admite el aborto o a través de las muchas otras organizaciones que en su concepción antropológica del hombre tienen muy claro que el aborto supone uno de los mayores crímenes de este siglo por el que algún día nos pedirán cuentas las generaciones futuras.

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