Interesantísima entrevista al genial músico y excelente compositor de bandas sonoras de películas Ennio Morricone hoy en Zenit. Conocido por las memorables y melancólicas bandas sonoras de los "spaghetti westerns" de los años sesenta, como "El bueno, el feo y el malo", "Por un puñado de dólares", y "Hasta que llegó su hora", para muchos quizá sea especialmente apreciado por su conmovedora partitura de "La Misión", un filme de 1986 sobre los jesuitas misioneros en la Sudamérica del siglo XVIII. Pero su aportación a la industria del cine se extiende más allá de su más famosas obras, habiendo escrito la partitura de unos 450 filmes y trabajado con los principales directores de Hollywood, desde Sergio Leone a Bernardo Bertolucci, Brian De Palma o Roman Polanski. A pesar de sus 80 años el maestro Morricone sigue en plena forma y trabajando mucho. Se describe como un hombre de Fe: "Pienso en la música que tengo que escribir, la música es un arte abstracto. Pero, por supuesto, cuando tengo que escribir una pieza religiosa, ciertamente mi fe contribuye a ello. Tengo una espiritualidad que siempre permanece en mi composición, pero no es algo que desee hacer presente, sencillamente la siento.Como creyente, esta fe probablemente está siempre allí, pero corresponde a los otros darse cuenta de ella, los musicólogos y quienes analizan no sólo las piezas de música sino que también tienen una comprensión de mi naturaleza, y de lo sagrado y lo místico. Ahora bien, reconozco que Dios me ayuda a escribir una buena composición, pero esa es otra historia". Sobre el papel que ha de tener la música en la liturgia, Ennio considera que en los últimos años se han perpetrado algunas equivocaciones: "Hoy la Iglesia ha cometido un gran error, retrasando el reloj 500 años con las guitarras y las canciones populares. No me gusta nada. El canto gregoriano es una tradición vital e importante de la Iglesia y desperdiciarlo por mezclas de palabras religiosas y profanas de chicos, canciones occidentales es extremadamente grave, extremadamente grave. Es volver atrás las manecillas del reloj porque lo mismo sucedió antes del Concilio de Trento cuando los cantores mezclaban lo profano con la música sagrada".
Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
lunes, 14 de septiembre de 2009
ENNIO MORRICONE: MÚSICO CON FE
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