Por fin ayer pude acercarme al cine para ver una de las películas revelación de este año: BELLA. Se trata de una historia aparentemente sencilla pero con una gran carga dramática y emocional. Película de bajo presupuesto, empeño personal de nuestro viejo conocido Eduardo Verástegui para hacer cine de calidad que encarne algunos de los valores que inspira el catolicismo, y que ha producido su recién creada productora Metanoia Films ("Metanoia" en griego significa conversión). Me han parecido especialmente atractivos los perfiles que dibuja la película de lo que es el drama del aborto, pero también de la calidez y maravilla de la familia, la profundidad o superficialidad de las relaciones humanas y la impresionante capacidad de perdón y amor que tenemos todos los seres humanos. Es una película alegre, positiva y que deja muy buen sabor de boca. Y encima lo hace sin moralina, ñoñería ni moralejas baratas. Y quizá ese sea su principal acierto: apostar por un eficaz lenguaje emocional que transmita el mensaje claro, esperanzador y optimista a favor de la vida y que se concreta en múltiples facetas y actitudes de los personajes. Y eso, desgraciadamente, llama la atención en el marco de un cine contemporáneo, quizás excesivamente pesimista. Me acuerdo de que cuando vi "Mar adentro", a pesar de estar totalmente en desacuerdo con su filosofía pro-eutanasia, había algo que acababa convenciéndote de la "hazaña" de Ramón Sampedro. Era la fuerza de su lenguaje emocional: estética, música, guión y fotografía al servicio de una idea persuasiva y muy concreta. Y ese, no lo olvidemos, es el lenguaje contemporáneo que llega y transmite a los hijos de la cultura audiovisual y punto com. Menos raciocinio, menos discurso fundamentado y más emoción y sentimiento al servicio de la verdad. Con "Bella" he vuelto a sentir lo mismo que entonces pero con una filosofía de fondo radicalmente opuesta a la película de Alejandro Amenabar. Y todo ello a pesar de mi osada sospecha de que la película tiene algún defecto narrativo, de interpretación o de credibilidad que, en cualquier caso, no empaña el fantástico resultado final que la han hecho merecedora de tantos premios y reconocimientos internacionales. Si pueden, acérquense al cine a verla. Tiene una Banda Sonora Original deliciosa, en la que colabora Alejandro Sanz, y en la que hay un tema salsero, explosivamente vital, que recuerda una idea memorable: "Si quieres hacer sonreir a Dios, cuéntale tus planes".
Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
sábado, 13 de diciembre de 2008
UNA "BELLA" PELÍCULA
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