martes, 25 de septiembre de 2007

¿AMOR INMORTAL?

«Vas a cumplir 82 años. Has menguado 6 centímetros, no pesas más de 45 kilos y todavía eres bella, graciosa y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Experimento de nuevo en lo más hondo de mi pecho un vacío devorador que sólo puede colmar el calor de tu cuerpo contra el mío. Nos gustaría no sobrevivir a la muerte del otro. Nos hemos dicho muchas veces que si, por casualidad, tuviésemos que vivir otra vida, disfrutásemos de una segunda vida, querríamos vivirla juntos, siempre juntos» Fragmentos de "Carta a D. Historia de un amor" que el filósofo francés André Gorz escribió para su esposa el año pasado tras sesenta años de matrimonio cuando ambos estaban ya muy enfermos. A lo largo del texto Gorz pasa revista a su vida en común. Y advierte que fueron una pareja de solitarios, apátridas, sin tierra, sin familia. Y en esa tierra de nadie, del amor fiel, André y Dorine terminan por encontrar la patria inmaterial de un amor que va más allá de la muerte. André y Dorine discuten, cuenta él, la posibilidad de suicidarse. Están solos. Y la muerte sería para ellos una nueva tierra prometida, donde, dice, continuarían amándose. El pasado lunes una amiga encontraba los cuerpos de los dos, uno junto al otro, en su casa de Vosnon. Se habían suicidado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que pudo ser un amor inmortal ha acabado truncado en su propio egoísmo. Cuando el amor no se abre a lo que nos es dado, a la Esperanza de vivir, se agota en sí mismo. Inmortalmente agobiados ante la incertidumbre del existenciamlismo. No me extraña que Gorz fuera amigo de Sartre. Una pena.
Ramón Fernández

Anónimo dijo...

Pues a mi me parece que han hecho muy bien. Se querían, querían estar juntos, morír juntos y dejar de sufrir por una terrible enfermedad degenerativa. Un final con drama para una bonita historia de amor.

Anónimo dijo...

y qué hay hay de malo en el suicidio como acto premeditado, reflexivo y responsable ante sí y ante los otros, que hay de malo en desear discretamente -sin escándalos, sin odio ni aspavientos- retirarse en los propios terminos, más aún cuando dejas una vida de compromisos a favor de valores inspirados en la solidadidad y la justica, qué hay de malo en abandonar DESPUES de que el trabajo ha sido realizado y la vida común gozada con todas sus asperezas, qué hay de malo en una decisión juzgada moralmente e inspirada por el cariño y la ternura frente al absimo? Y qué es esa estupidez de 'amor inmortal'?