lunes, 10 de noviembre de 2008

CARMEN MAURA

Leo la entrevista que le han hecho este fin de semana en el suplemento dominical El Semanal XL a la actriz española Carmen Maura. Debe de ser con motivo de algún premio que le han dado recientemente y por aquello de hacer balance de su extensa carrera profesional al cumplir sesenta años. A pesar de que confiesa su profunda admiración por la gente que puede estar con una pareja toda la vida, su fracaso en varios matrimonios con hijos, que le relaja mucho vestir a las noventa muñecas barbies que tiene en el armario y que valora muy positivamente sus dieciseis años junto a su perrita Maggie "que es la relación más larga que he tenido, con quien mejor me llevo y quien mejor se ha portado conmigo"... hay algo que me llama todavía más la atención. Estudió en un colegio de monjas, el San José de Cluny, y afirma que esa educación católica le marcó de por vida: "Me costó mucho luchar con esa mentalidad de que, en cuanto te lo pasas bien, estás pecando. Fue una labor de años". Me da que pensar. A mi me ocurre exactamente al revés. Algunos años después, una marcada educación católica me ha transmitido la mentalidad de que, en cuanto te lo pasas bien, te estás santificando. Que en el verdadero disfrute de las cosas buenas que tiene la vida está la santidad. Que los santos son, sin duda, las personas que mejor se lo han pasado y que el gran reto que el cristianismo propone al ser humano es la excelencia vital en el gozo y disfrute de la realidad. Que la libertad para optar por el bien, lo bello y lo bueno ejercita el verdadero amor en la entrega y que es garantía certificada de absoluta felicidad. Probablemente la diferencia entre la percepción de la Maura y la mía esté en la pedagogía, el modelo, la subjetividad y la vivencia personal. Me sabe mal.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días: Soy lector asiduo de su blog. En general, me interesa lo que escribe y procuro entrar cada poco tiempo para leer las nuevas entradas.

Como católico practicante tengo que decirle, con el máximo respeto, que me alegro de que usted haya encontrado "la garantía certificada de absoluta felicidad" en su particular elección por lo bello y lo bueno. Insisto que me alegro, sinceramente.

Mi felicidad en ese mismo ejercicio no es, ni mucho menos, absoluta (entre otras cosas porque creo que, estructuralmente, no puede serlo).

Mi lucha por elegir lo bueno y lo bello no es aproblemática; no siempre me ofrece garantías y mucho menos certificadas.

Mi lucha por elegir lo bueno y lo bello me hace sufrir, gozar, chocar, sudar, volver, dudar, reír, volver a gozar y, poco después, volver a dudar y a sufrir.

Me alegro, de verdad, por los eficaces resultados que usted ha conseguido. Disfrute mientras pueda de su "garantía certificada de felicidad absoluta" y recomiéndesela a todo el que pueda. Tiene muy buena pinta. Y parece que nunca falla ¡Qúe maravilla!

Anónimo dijo...

Es posible que al encontrarme próxima en edad a Carmen Maura comprenda bien su des-aliento y su des-ánimo, incluso su des-ilusión por "determinada" educación religiosa de hace 40 años. Lo doloroso, en mi opinión, es que se haya quedado en barbis y perritas, no disfrutando, aparentemente, de las hermosas, buenas y felices situaciones que la vida, estoy segura le ha puesto delante, pienso, por ejemplo,en las muchas y buenas interpretaciones que ha tenido en el cine.
Estoy de acuerdo con anónimo en que encontrar la garantía certificada de absoluta felicidad es algo insólito. En mi opinión lo mas que nos dan "aquí" es la esperanza en una absoluta y eterna felicidad. La persona humana, a lo largo de su existencia y muchas veces desde antes de su nacimiento pasa por etapas duras, difíciles, incomprensibles, máxime si ve en los que mas ama el dolor, el sufrimiento, la dificultad para vivir y en ocasiones para morir. Pienso que en esos momentos el apoyo de la fe y la esperanza hacen que no decaiga el amor, pero siempre duele y duele mucho cuando llega el dolor, la incompresión, la miseria, la enfermedad, la agonía en el vivir.... Ser absolutamente felices aquí abajo es verdaderamente admirable y entiendo que muy dificil ya que elegir lo bello y lo bueno trasciende muchas veces el momento vital. Pero siempre nos queda la esperanza.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con lahermanapequeñaja y con anónimo sobre el tema de "la garantía certificada de la felicidad absoluta". Suena a cuento chino; a artificio. Resulta irreal. No convence.

Anónimo dijo...

Yo no sé qué concepto de eternidad tiene ustedes como católicos que se manifiestan. Estoy de acuerdo con Gaudencio en que eso es la garantia certificada de absoluta felicidad, la esperanza cristiana, que en ningún caso es la sonrisa permanente y las no dificultades ni sufrimientos del caminar por la vida. La garantia certificada de absoluta felicidad es la promesa permanente de eternidad que, a pesar de las dificultades y los sinsabores que tiene la vida, permite enfocar todo en su justa dimensión de felicidad. Se puede ser absolutamente feliz en un proceso vital en el que exista el "sufrir, gozar, chocar, sudar, volver, dudar, reír, volver a gozar y, poco después, volver a dudar y a sufrir". Es más real y compensa. Pruébenlo. Todo eso no merma la felicidad como convencimiento, lo engrandece sin duda. Ni cuento chino, ni artificio. Experiencia vital y muy exportable. Bien por el debate!

Anónimo dijo...

Bien por el debate. Estoy un poco con Gaudencio pero también con anónimo y hermanapequeñaja. Difícil tema.
A veces se nos inculca la necesidad de ser feliz, como si fuera obligatorio. A menudo me pregunto porqué Jesucristo aceptó el fracaso, el dolor y el oprobio como parte esencial de su vida.

Lo de "garantía certificada de absoluta felicidad" me suena, sinceramente, a etiqueta barata o slogan improvisado. Me resulta esquemático. Afortunadamente, creo, los caminos de la felicidad son más complejos. Se lleva hablando del tema desde Sócrates, Platón y Aristóteles, siglo VII antes de J.C.

Estoy convencido de que, desde la más profunda tristeza y aflicción, se puede dar mucha gloria a Dios. Sea uno feliz o no lo sea.

Anónimo dijo...

No hace falta estar de acuerdo con nadie para saber que las dificultades, marrones, desgracias e injusticias estan presentes el día a día. Pero cuando uno se acuesta al final del día habiendose mojado... (lucha por elegir lo bueno y lo bello)
Se siente agotado, apaleado pero con la recompensa de la felicidad.
Vivo en el mismo mundo que vosotros
La felicidad es compatible

31620

Anónimo dijo...

De Carmen Maura, sólo decir: pobrecita!, pero de Gaudencio, que se nota que todavía no has tenido problemas serios en la vida. Supongo que cuando te lleguen, no dirás tantas tonterías.

Anónimo dijo...

Chaval, sin faltar al respeto, ni ir de resabiado, ni pamplinas... si no te mola la gramola, te piras o expiras.

Anónimo dijo...

"... en este valle de lágrimas... la misma expresión lo dice y aún en un sentido totalmente finalista también es incompatible la vida con la felicidad total pues ésta se dará con la visión beatífica sólamente...
Y en el purgatorio... a pringar!

Anónimo dijo...

De carmen Maura solo decir pobrecita y del anónimo que lo dice decir que también.
No quiero para nada ser ofensivo, pero desgracias en más o menos grado las tenemos todos. Pero es más que cierto que la felicidad en la tierra es posible.
Le pido a Gaudencio que entreviste a un amigo mío tetraplégico, le escuchamos y despues comentamos.