lunes, 3 de noviembre de 2008

SOBRE LA REINA Y SUS OPINIONES

Estoy seguro de que si la reina de España hubiera dicho que está a favor del aborto y de la eutanasia y de que a la unión entre homosexuales se la debe denominar como matrimonio, no se hubiera montado el revuelo al que estamos asistiendo en las últimas horas. Al menos con esta virulencia que, desde luego, no refleja ningún buen talante. A lo sumo hubiéramos visto grandes panegíricos en la prensa progre sobre la modernez de nuestra monarca consorte y su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos que corren. Pero no ha sido así. La reina ha dicho, entre otras muchísimas cosas en un libro muy interesante, que no le parece bien ni el aborto, ni la eutanasia, ni que se llame matrimonio a la unión entre homosexuales. En definitiva se ha retratado como una "ultraderechista" tal y como clamaba angustiada este sábado la periodista María Antonia Iglesias en televisión. La realidad es que una de las periodistas más singulares y que, a mi juicio, mejor escribe en España, Pilar Urbano, ha conseguido sonsacar a la ciudadana griega su opinión sobre estos asuntos. Cuestiones políticamente incorrectas para los tiempos que corren que preocupan a la gente y escuecen a ciertos sectores sociales. Y así es como hemos podido ver a los grandes periodistas de este país, abanderados de la libertad de opinión hasta que contradice lo que ellos piensan, hacer grandes teorías que justifican la autocensura, limitan la libertad de expresión de una ciudadana libre y se rasgan las vestiduras ante determinadas visiones antropológicas que hoy en día en España, parece, nadie puede, ni debe, sostener. A mi, personalmente, me importa muy poco lo que piense la reina. No es uno de mis referentes intelectuales ni tampoco me han parecido tan originales, ni bien fundamentadas, sus aportaciones filosóficas al pensamiento contemporáneo. El problema está en que cuando la institución monárquica, fundamentada en origen en cuestiones nada democráticas ni racionales, se analiza, critica y juzga con ojos de modernidad, se vuelve insoportable e inaceptable para determinadas formas de pensamiento. Atufa a cosas trasnochadas y poco recomendables. Para evitar problemas propongo para el futuro unos monarcas de cartón piedra. Son mucho más manejables, no tienen pensamiento propio y encima nos saldrían más baratos en estos tiempos de crisis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo propongo un presidente que se pueda elegir.