miércoles, 7 de noviembre de 2007

CERCA DEL JARAMA

La Tristeza en Paracuellos tiene forma de bastón, silla de ruedas y húmedo pañuelo. La Esperanza se escucha a trompicones a través de un viejo megáfono que entenebrece todavía más la voz de un encorvado sacerdote con sotana que celebra la misa de difuntos. El Perdón de la prédica contrasta con la agresividad de los vítores en el homenaje general y la ira que ha ido frunciendo el rostro, año a año, de los asistentes a este triste ritual de la memoria. El Olvido anida, como los buitres, alineado en las cruces de las distintas fosas comunes de los caídos del Camposanto. La mayoría de ellas, blancas y anónimas, no tienen ni nombre ni responso. En muchas ya nadie nunca pondrá flores. Los últimos avatares de la vida nacional y una ley que dicen de Memoria Histórica han conseguido este año atraer a una mayor afluencia de familiares, nostálgicos, convencidos y curiosos que se apuntan a cualquier cosa. "ESPAÑOLES, perdonad pero no olvideis". Es el lema de la estampa con la oración por los caídos que te entrega una anciana voluntaria nada más entrar en el recinto. "Quién vendrá aquí cuando nosotros estemos muertos" se lamenta, mientras tanto, entre sollozos una huérfana octogenaria. Historias dramáticas de los hijos, primos, sobrinos, nietos y biznietos de la brutalidad desgarradora de una guerra fraticida.
Raras sensaciones de una mañana otoñal, verde, amarilla y marrón, en contraste con el azul del cielo, en la que se conmemora el 71 aniversario del cobarde fusilamiento de los inocentes internos de la cárcel modelo de Madrid. Requiescant in Pace. Amen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Joder, qué tetrico... y qué bien escrito!
Yolanda
www.yoli2gm.com