viernes, 30 de noviembre de 2007

NEGATIVOS

Se trata de un pensamiento que me vino a la cabeza mientras mirábamos juntos las fotografías de tu biografía solitaria. Al contemplar la cantidad de cosas que uno ha hecho en la vida y que, de alguna forma, quedan congeladas en esos papeles de colores que guardamos como tesoros, quise saber qué quedaría de todo ello cuando terminaran nuestros días por estos pagos. Me imaginé que alguien cogería todas nuestras filminas vitales y las llevaría a una especie de laboratorio fotográfico donde negativarlas para el más importante revelado. Así, empapadas en un líquido especial, mostrarían en imágenes y sobre el papel lo verdaderamente importante: los actos de amor y entrega que hubiéramos protagonizado a lo largo de nuestra vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El mundo permanece, pero nosotros nos vamos uno tras otro. De todos los nombres, los rostros, las noticias que llenan los periódicos y los telediarios del día --de mí de ti, de todos nosotros--, ¿qué permanecerá de aquí a algún año o década? Nada de nada. El hombre no es más que «un trazo que crea la ola en la arena del mar y que borra la ola siguiente».
«El mundo pasa, pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre» (1 Jn 2, 17). Así que existe alguien que no pasa, Dios, y existe un modo de que nosotros no pasemos del todo: hacer la voluntad de Dios, o sea, creer, adherirnos a Dios. En esta vida somos como personas en una balsa que lleva un río en crecida a mar abierto, sin retorno. En cierto momento, la balsa pasa cerca de la orilla. El náufrago dice: «¡Ahora o nunca!», y salta a tierra firme. ¡Qué suspiro de alivio cuando siente la roca bajo sus pies! Es la sensación que experimenta frecuentemente quien llega a la fe. Podríamos recordar, como conclusión de esta reflexión, las palabras que santa Teresa de Ávila dejó como una especie de testamento espiritual: «Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa. Sólo Dios basta».