Cuando el trabajo aprieta y las prisas y los números nos impiden acudir a la cita diaria del blog lo mejor es recurrir a la fuerza rejuvenecedora y misteriosa de un buen microrrelato. Nunca con tan poco se dijo y narró tanto. Microcuento, minicuento, cuento minúsculo, cuento en miniatura, incluso cuentículo... o el arte pigmeo de contar como lo denominó acertadamente el gran Peter de Miguel.
Éste es de Gabriel Jiménez Eman y me lo encontré una aburrida tarde otoñal mientras buceaba por la red. Casi paso delante de él sin darme cuenta. Se admiten similares. Brevemente.
"Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello"
3 comentarios:
Huye del vicio y aprovecha la beca
Dámaso hace deporte con denuedo
Horrible hemorragia da esa berruga
Sam, si es él, ásale seis más
Los palíndromos no son microrrelatos por mucho que se empeñe el pater.
Gora ta gora!
Allá vamos... no es un minirrelato, sino un primo hermano: minirreflex.
"Círculo virtuoso":
Desconfía de quien te dice desconfía.
Hala. Ya he hecho mucho por hoy. Me voy a seguir siendo invisible.
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