domingo, 2 de agosto de 2009

LIBRES EN EL CONVENTO DE CLAUSURA DE LERMA

Inma Ripoll tiene 26 años. Es la segunda de siete hermanos y la quinta de su familia que decide entrar en un convento de estricta clausura como es el de las Clarisas de la localidad burgalesa de Lerma. Hasta ahora mundo y vida no le han faltado. Ha trabajado como profesora de educación infantil en un colegio de Madrid, ha tenido su propio coche, una familia muy unida, muchos amigos y una gran afición por los viajes. Ha estado en México, Francia, Italia, Israel, Alemania, Gran Bretaña y EEUU. Ha tenido un par de novios y siempre le ha gustado salir por ahí y estar con sus muchos amigos. Hace ocho años Dios le tiró los tejos por primera vez: "En una peregrinación a Israel cuando tenía 17 años, en la casa de la Virgen en Nazaret escuché, leyendo el Evangelio: ‘He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra’, y me di cuenta de que el día que yo pudiera decir eso, sería feliz. Después, en la jornada mundial de la Juventud con Juan Pablo II en Roma, vi que el Señor me pedía ser monja de clausura, pero me agobió. Durante ocho años tuve ahí la vocecilla del Señor, pero la acallaba bastante bien. Estaba convencida de que me iba a casar. Pero cuando acababa con un chico, me venía otra vez a la cabeza. Tenía una lucha increíble. Decía: ‘Dios no va a querer algo que no me gusta”. Ocho años después ingresa como monja de clausura en el mismo convento en el que están sus hermanas. Sus padres pertenecen al Camino Neocatecumenal y han educado a sus hijos en la Fe y en la autenticidad de la Vida Cristiana. Para nuestro mundo Inma y sus cuatro hermanas son extraterrestres. Y no le falta algo de razón. Viven fuera de lo que es exclusivamente terrestre. Sus vidas han cambiado radicalmente, por lo que dicen, a mejor: "Tantas veces he estado a las mil de la mañana por ahí… Y ahora me levantaré cuando muchos están tomando copas, quizá sin ver sentido a su vida o pensando abortar, para rezar por ellos. Sé que esto no es un salto al vacío, sino a la fe. Yo he visto que mis padres se han fiado: cuando han tenido otro hijo, cuando se han quedado en paro… Y Dios no deja en la estacada. Soy la mujer más feliz del mundo, desde que Le dije que sí. Me suelen preguntar cómo una chica normal puede entrar en un convento de clausura? Y siempre contesto que porque Jesucristo está vivo, es hombre y enamora a mujeres muy mujeres. Porque si fuéramos para ser felices solas, sería absurdo. Hay quien dice: ‘Os encerráis, despreciáis el mundo, no os importa nada’. Pero nos consagramos por el mundo, por nuestros hijos, que sois vosotros, por los que rezamos día y noche".

5 comentarios:

Carmelita Descalza dijo...

PRECIOSA VOCACIÓN ANIMO, QUE ESE SEA TU CAMINO FELICIDADES.CUENTA CON MI ORACIÓN PARA QUE SEAS FIEL EN CAMINO QUE DIOS TE HA PUESTO.

Anónimo dijo...

Hola!
Pues no se si es en Lerma donde una amiga mia tiene a 2 hermanas en clausura.
¿Es este el convento que no deja de recibir vocaciones y que ahora se está ampliando en dos edificios?
En cualquier caso, toda mi admiración para estas mujeres valientes y entregadas.
Un salu2
Luisa

Marco dijo...

Que hermosa se vuelve la vida cuando se vive con transparencia y de cara a Dios, que seguras se vuelven nuestras acciones cuando hemos aprendido a escuchar la voluntad del Padre, que alegría saber que contamos con unos padres que nos han sabido encaminar en la fe, aquella fe que no es sentimiento, sino que requiere de la razón que nos permite descubrir la verdad que todos buscamos y que claro, al hallarla nos trae consigo la verdadera felicidad que buscamos.
Dios bendiga a esta y a todas las familias que asumen con ilusión su misión encomendada.
Muy bonito el post.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Muy agradecido por acercarte a mi blog para compartir con nosotros la oración del Domingo que en esta ocasión iba rezada por un familiar con dificultades de salud.
Un abrazo.

Amador dijo...

Visita esta web:
http://elconventodevilloria.blogspot.com