jueves, 2 de julio de 2009

PERDONAR UNA INFIDELIDAD

¿Perdonaría usted una infidelidad? Espinosa cuestión o pregunta que se suscita con bastante frecuencia en nuestra sociedad pero raras veces para contestar que sí. Dentro del culebrón que se ha desatado en los Estados Unidos en torno a la aventura amorosa del gobernador de Carolina del Sur Mark Sanford, casado y con cuatro hijos, me ha llamado poderosamente la atención la sorprendente actitud que ha tomado su guapa mujer Jenny. Por supuesto no se enterarán de ella por la mayoría de los medios convencionales. Encuentro su historia en el blog de Diego Contreras. Nacida en Chicago, en el seno de una familia católica de origen irlandés, esta multimillonaria abandona una prometedora carrera como broker en Wall Street para casarse con el apuesto político hace ahora casi 20 años. Durante todo este tiempo se encarga de su familia, de educar a sus cuatro hijos y de ser la principal estratega de sus campañas políticas. Siempre en un discreto y elegante segundo plano a pesar de tener mucha más categoria humana que su cónyuge. Recordarán a su marido, que siempre hacía de la rectitud y la moral su bandera política, hace unos días en una multitudinaria comparecencia de prensa, abochornado, diciendo: "He sido infiel a mi esposa. Tuve una relación que comenzó con una amiga muy querida de la Argentina. Empezó muy inocentemente, como creo que muchas veces empiezan estas cosas, con mensajes de correo electrónico y consejos sobre su vida allá y mi vida acá. Pero en el transcurso del último año se convirtió en algo mucho más que eso. Como consecuencia, herí a ella, a mi esposa y a mis hijos. Por todo ello pido perdón". Nada que no se parezca a las muchas historias de infidelidad que, por uno u otro motivo, todos podemos llegar a conocer. En declaraciones al periódico The Sun News la esposa de este político infiel ha asegurado que ama a su marido y que desea perdonarlo por completo, en su momento, si él hace esfuerzos por la reconciliación en un espíritu de verdadera humildad y arrepentimiento. Para el Washington Post se trata de la verdadera heroína de toda esta historia. Cuando descubrió que su marido le era infiel le echó de casa como primera medida porque habían llegado a un punto en el que “consideré que era importante mirar a mis hijos en los ojos y mantener mi dignidad, autoestima y sentido de lo que está bien y lo que está mal”. Posteriormente apostilla: “Creo sinceramente en la santidad, la dignidad y la importancia de la institución del Matrimonio. Cuando me enteré de la infidelidad de mi esposo fui la primera en buscar la reconciliación a través del perdón y luego trabajé con diligencia para reparar nuestro matrimonio. Creo que el amor duradero es ante todo un compromiso y un acto de voluntad y para que un matrimonio tenga éxito ese compromiso debe ser recíproco. Creo que Mark se ha ganado la oportunidad de resucitar nuestro matrimonio. El Salmo 127 establece que los hijos son un don del Señor y los niños una recompensa de Él. Seguiré con energía criando a nuestros hijos a ser honorables hombres jóvenes. Estoy dispuesta a perdonar por completo a mi marido y darle la bienvenida de vuelta, en el tiempo, si continúa trabajando hacia la reconciliación con un verdadero espíritu de humildad y arrepentimiento".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi caso, puedo perdonar una infidelidad...dos, no.

Con todo respeto, me parece que en el caso de Mark Sanford o, aunque el límite sea difuso, lo sucedido entre Bill Clinton y Mónica Lewinsky, hay una cuota de atracción por el poder que no es menor.

Dirás que Jenny es multimillonaria...pero el dinero de por sí no da el poder político (aunque puede comprarlo). Mira a Hillary Clinton...dudo mucho que, si se hubiese separado de su esposo, su carrera política hubiese seguido creciendo hasta ser Senadora y, actualmente, Secretaria de Estado.

Ahora bien, no es que descrea del genuino perdón...pero hay otros factores que se cruzan en situaciones que se publicitan más por el nombre de los involucrados. Saludos afectuosos, de corazón.

Perdonar una infidelidad dijo...

Esta historia parece que uno la ha visto mas de una vez. Una familia perfecta, un matrimonio ideal y luego.....la catástrofe. Lo importante es aprender de cada historia que uno conoce, y en este caso como el amor puede mas y busca llegar al perdón y a la superación de la infidelidad.
Este problema es trangeneracional y cruza todas las clases sociales, tal como le vemos, lo importante al enterarse de la infidelidad, es ver que solución se le dará al problema.
Concuerdo con el comentario de Luis Alejandro Bello, que dice que es posible perdonar una infidelidad...pero dos, no.