Felipe González ha afirmado que a él también le gritaron y abuchearon en la universidad y sin embargo aguantó sin llorar. Lo dice en referencia y burla a las desagradables agresiones que han sufrido recientemente Rosa Diez, María San Gil y Dolors Nadal por parte de varios grupos radicales, nada universitarios. Lo que subyace en el fondo del planteamiento del expresidente del gobierno español es un tufillo antiguo, machista y con olor a carca naftalina. Para González llorar es sinónimo de blandenguería, falta de hombría, poca fortaleza y casi nada de carácter y firmeza. Habría que haberle visto a él sin sus guardaespaldas, sin la policía y con unos estudiantes que, en vez de gritar, se dedicaban a intimidar y zarandear violentamente al personal que tenían más cerca. Señor González Márquez, los hombres y las mujeres del siglo XXI estamos encantados de llorar. Lloramos por muchos motivos y muchas veces. Expresamos nuestros afectos con lágrimas y así reafirmamos nuestra condición de seres humanos ricos en emociones. Usted, como está anclado en postulados filosóficos que emanan de la teoría del macho ibérico, se traga las lágrimas habitualmente y así le luce el pelo y la flema. Se le están secando los lacrimales. Estamos en época electoral. Vuelve a ser necesario decir aquello de "!Márchese, señor González!".Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
viernes, 22 de febrero de 2008
LOS HOMBRES TAMBIÉN LLORAN
Felipe González ha afirmado que a él también le gritaron y abuchearon en la universidad y sin embargo aguantó sin llorar. Lo dice en referencia y burla a las desagradables agresiones que han sufrido recientemente Rosa Diez, María San Gil y Dolors Nadal por parte de varios grupos radicales, nada universitarios. Lo que subyace en el fondo del planteamiento del expresidente del gobierno español es un tufillo antiguo, machista y con olor a carca naftalina. Para González llorar es sinónimo de blandenguería, falta de hombría, poca fortaleza y casi nada de carácter y firmeza. Habría que haberle visto a él sin sus guardaespaldas, sin la policía y con unos estudiantes que, en vez de gritar, se dedicaban a intimidar y zarandear violentamente al personal que tenían más cerca. Señor González Márquez, los hombres y las mujeres del siglo XXI estamos encantados de llorar. Lloramos por muchos motivos y muchas veces. Expresamos nuestros afectos con lágrimas y así reafirmamos nuestra condición de seres humanos ricos en emociones. Usted, como está anclado en postulados filosóficos que emanan de la teoría del macho ibérico, se traga las lágrimas habitualmente y así le luce el pelo y la flema. Se le están secando los lacrimales. Estamos en época electoral. Vuelve a ser necesario decir aquello de "!Márchese, señor González!".
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1 comentario:
A Felipe ya no le queda agua en los ojos ni para llorar. Está más seco que la mojama.
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