martes, 6 de marzo de 2007

POÉTICA DEL HABLA POLÍTICA

"El Estado debe proteger la vida incluso de los que no quieren vivir". En circunstancias normales esta contundente afirmación nos serviría para proteger con entusiasmo la vida de Inmaculada Echeverría, la enferma que padece distrofía muscular desde hace 10 años en un hospital de Granada y que ha pedido recientemente morir, frente a los que defienden que hay que desconectarla del respirador artificial porque así lo ha solicitado voluntariamente. También nos ayudaría a entender el porqué de la penalización jurídica del suicidio en una sociedad supuestamente "libre", la apuesta implacable para ajusticiar a los que han cooperado en los suicidios asistidos de Ramón Sampedro o, más recientemente de la francesa Madeleine Z en Alicante, además de intuir la raíz de la que se nutre la caridad más cristiana que aboga por proteger a los más débiles desde el comienzo de sus días hasta el final de la existencia... pero nada más lejos de la realidad.
Desgraciadamente es la frase textual que ha pronunciado el ministro del interior Alfredo Pérez Rubalcaba para justificar la excarcelación de un terrorista. Las palabras y los argumentos pierden autenticidad y fuerza cuando carecen de COHERENCIA. O nos sirven para todos los casos a los que se aplican o están mal formuladas o son falsas. Hay que cuidar y exigir una buena poética del habla política porque es garantía de una sociedad más libre, plural y veraz.

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