Les recomiendo vivamente el texto íntegro de la Conferencia del Padre Rainiero Cantalamessa en el Congreso Teológico Pastoral que se ha celebrado recientemente dentro del VI Encuentro Mundial de las Familias en Méjico. Es como para dedicarle unos largos y provechosos minutos de reflexión, estudio y lectura. Se trata de un agudo y profundo análisis sobre las relaciones y los valores familiares en el que se habla, mucho y bien, sobre lo que es teológicamente el matrimonio en la historia de la Salvación. El predicador capuchino asegura que durante mucho tiempo, incluso desde sectores bienintencionados, se ha abordado el matrimonio exclusivamente por sus fines olvidándose de resaltar la gran riqueza de su valor subjetivo e interpersonal. Parafraseando al gran Juan Pablo II recuerda que en el amor matrimonial la persona se convierte en don y, mediante este don, realiza el sentido mismo de su ser y existir. Benedicto XVI ha ido más allá, en su primera encíclica, escribiendo cosas sorprendentes para el magisterio como la existencia del eros en el matrimonio y también en las relaciones entre Dios y el hombre. Por todo ello Cantalamessa recomienda a los propios cristianos vivir el ideal del amor esponsal redescubriéndolo en toda su plenitud. El acto constitutivo del matrimonio, que se define como ejercicio de humildad, es la donación recíproca, hacer don del propio cuerpo (o bien, en el lenguaje bíblico, de todo uno mismo) al cónyuge : "El verdadero rostro y el objetivo último de la creación del hombre varón y mujer es el de salir del propio aislamiento y "egoísmo", abrirse al otro y, a través del éxtasis temporal de la unión carnal, elevarse al deseo del amor y de la alegría sin fin". Por tanto la unión sexual entre los esposos tiene como objetivo "que, a través de este éxtasis y fusión de amor, el hombre y la mujer se eleven al deseo y tengan una cierta pregustación del amor infinito; recordando de dónde vienen y a dónde se dirigen". ¿Cabe quizás una más precisa y bella definición de lo que es y supone la intimidad conyugal?
Cuando el hombre pierde el miedo a equivocarse es LIBRE. Eso es la REDENCIÓN. El PERDÓN. Cuando el hombre es consciente de que hay perdón rompe el último baluarte de los enemigos de la LIBERTAD, que es meter miedo. Se pierde el miedo incluso a la propia equivocación, se es más libre y entonces saca lo mejor de si mismo.
martes, 20 de enero de 2009
INTIMIDAD CONYUGAL
Etiquetas:
Amor,
Benedicto XVI,
Don,
Donación,
Encuentro Mundial de las Familias,
Entrega,
Intimidad Conyugal,
Juan Pablo II,
Matrimonio,
Rainiero Cantalamessa
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Me aburro.........
En efecto. Es un texto profundo y cargado de potencialidad. Gracias por recomendarlo en este blog. En otro momento asegura Cantalamessa:
"En el proyecto de Dios, varón y mujer fueron “diseñados” para expresar el “Nosotros” de la Santísima Trinidad, tanto en su relación esponsal como en la procreación de los hijos. Abrirse al otro sexo es el primer paso para abrirse al otro, que es el prójimo, hasta el Otro con mayúscula, que es Dios. El matrimonio nace bajo el signo de la humildad; es el reconocimiento de dependencia y por lo tanto de la propia condición de criatura. Enamorarse de una mujer o de un hombre es realizar el acto más radical de humildad. Es hacerse mendigo y decirle al otro: No me basto a mí mismo, necesito de tu ser". Muchas gracias por descubrírnoslo.
Publicar un comentario