miércoles, 19 de diciembre de 2007

FIESTAS DE INVIERNO

Uno de los rituales navideños a los que todavía no me acostumbro es el de visitar el buzón postal para recoger la abundante correspondencia que te llega en estas fechas. Quince minutos dedicados a abrir sobres con tarjetas navideñas, cada día, no te los quita nadie. Políticos, empresas, asociaciones de vecinos, deportivas, cofradías, clubes, colegios, ongs, autoridades civiles y militares... invierten sus euros para hacerte llegar a la empresa unos cariñosos y coloridos "christmas". La temática gráfica es diversa y poco recurrente: palomas de la paz, monumentos históricos, elementos alusivos a la imagen corporativa, feliz navidad en múltiples idiomas, elementos propios del invierno, estrellitas y abetos multicolores, niños del tercer mundo y, sobre todo, muy poquitos portales de Belén. Capítulo aparte merecen los textos con palabras como paz, fraternidad, amor, sueños, esperanza, felicidad, deseos, progreso, ventura y armonía. Horteradas de toda índole, lugares comunes, frases hechas y sobre todo muy poca creatividad navideña (¡con lo evocadora que es la historia que se conmemora!). Yo tengo por norma sólo contestar a aquellos que te escriben algo personalizado y que han invertido más de dos minutos en ello. Y que conste que no me engañan los que hacen un texto genérico de su puño y letra y luego le dan a la multicopista. Así pues, un año más, más de lo mismo en el buzón. Triste Navidad postal.

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