
Me ha gustado la sinceridad del
crítico cinematográfico del diario
El País,
Carlos Boyero, en su juicio sobre la gran
película que se estrena este fin de semana en algunos cines españoles "
De dioses y hombres" ("
Des hommes y des dieux" en su título original en
francés a la que ya nos hemos referido hace unos meses
en este mismo blog) y que viene precedida de un
gran éxito de crítica, jurado y público.
Boyero,
ateo confeso y que reconoce abiertamente que le "
dan grima los curas", advierte en su
crítica de los estrenos semanales que tiene cierta prevención ante las películas
que hablan de religiosos: "
de entrada, no me apetece ver retratos de gente ataviada con sotanas (aunque lógicamente me conmuevan los inolvidables curas de "Adiós, muchachos" y "Roma, ciudad abierta"), incluidos los alegatos que denuncian su familiaridad con la doble moral y sus casi siempre impunes infamias. Sin embargo, no tengo prejuicios contra las películas de monjes. Ya sé que también son curas, pero tienen otro rollo". Por ello la
película sobre
siete monjes cistercienses franceses asesinados en
Argelia en
1996 dirigida por
Xavier Beauvois y que ha recibido el
Gran Premio del Jurado de Cannes de la
63ª edición del festival de cine está protagonizada por
monjes que no pertenecen a la ficción: "
Eran franceses, vivían en Argelia intentando estar en paz consigo mismos y con el mundo. Poseyendo poco o casi nada, ayudaban en todo lo que podían, material y espiritualmente, a la comunidad rural que rodeaba su convento. Sin ánimo de convertir a esa gente, por solidaridad, siendo fieles al espíritu de su religión". Por ello este descreído crítico ha salido
conmovido del cine: "
El director cuenta admirablemente, con penetración psicológica y sencillez narrativa, la modélica relación de estos monjes católicos con su entorno musulmán, el mosqueo al intuir que pueden estar en el punto de mira de los talibanes, su muy humana condición negándose a aceptar el martirio, su miedo a quedarse en Argelia y la sensación de que estarán traicionando sus principios si huyen a Francia, sus contradicciones y su coraje, sus ganas de vivir y la sospecha de que se está acercando el horror, la profunda democracia a la hora de tomar decisiones. Beauvois no hace trampas en esta fábula moral, no fuerza el sentimentalismo, nos hace entender profundamente la complejidad emocional y las dudas de este grupo amenazado por una situación límite, su espiritualidad y sus necesidades terrenales. Y sales conmovido con la historia de estos religiosos. Palabra de agnóstico". Película muy recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario