jueves, 26 de abril de 2012

FABRICE MUAMBA: “Le pedí a Dios protección y Él no me defraudó”

La historia de Fabrice Muamba sigue conmocionando a todos los aficionados al fútbol. Lo que parecía una terrible desgracia para el jugador de 24 años se ha convertido en uno de los testimonios más emotivos vividos en este deporte. Porque el joven futbolista inglés, de origen congoleño, hoy se encuentra estable, sonriente y sin rastro de los daños que deberían haber provocado en su cerebro los 78 minutos en los que su corazón estuvo parado y sólo con reanimación cardiopulmonar. Muamba ahora confía en volver pronto al terreno de juego. Los médicos certifican esta posibilidad y no tienen problemas en calificar lo sucedido como un “milagro”. Este pasado fin de semana Muamba concedió la primera entrevista desde el día del desvanecimiento, al periódico The Sun. Ante los periodistas y los fotógrafos presentes se mostró sonriente, rodeado de su familia, pero no tardaron en aparecer en su rostro las lágrimas, mezcla de emoción y sorpresa ante todo lo que ha vivido desde la tarde del 17 de marzo. “Lo que me pasó fue realmente más que un milagro”, dice Muamba, que es un cristiano evangélico comprometido. “Estoy comprobando la prueba de la fuerza de la oración. Durante 78 minutos estuve muerto y, aún si sobreviviese, se esperaba que hubiese sufrido daños cerebrales. Pero estoy muy vivo y sentado aquí hablando ahora. Alguien allá arriba me ha estado cuidando. En la mañana del partido oré junto a mi padre pidiéndole a Dios que me protegiese; y Él no me defraudó”, agrega emocionado. Lo que sí recuerda Muamba es que, antes del partido, oró junto a su padre. “El sábado mi papá me llamó al hotel, y oramos juntos como siempre lo hacemos antes de los partidos. Recuerdo haber pedido la protección de Dios. Es algo que hacemos a menudo por teléfono”. Su padre Marcel Muamba es un trabajador de 45 años de edad. Este hombre, que huyó de la opresión política en Congo en 1994, cuenta ahora cómo le rogó a Dios que salvara a su hijo. “Me llevaron a la unidad de cuidados intensivos directamente desde el campo. Estaba muy preocupado pero nuestra fe es muy fuerte y realmente creía que Dios contestaría mi oración. Dentro de la furgoneta me sentí con paz y le dije a Phil Gartside (el presidente del Bolton): 'Fabrice va a estar bien'. Probablemente pensó que estaba loco. Pero, de alguna manera, yo sabía que Fabrice estaría a salvo en manos de Dios”. Una vez el hospital, Marcel se encerró dentro de un cubículo para orar intensamente. Luego se dirigió a la habitación donde estaba su hijo y le susurró al oído: “Sé que me estás escuchando. Vas a salir de este hospital por la puerta de delante. Entonces le dije a Dios: “Tú eres el que resucitó a Lázaro de entre los muertos. Ahora puedes mostrar tu gloria. En ese momento mucha gente creía que, aún si sobrevivía, Fabrice iba a terminar con daño cerebral y no volvería a ser el mismo - dice Marcel -. Pero yo estaba tranquilo porque había puesto mi confianza en Dios. Y Dios no me ha defraudado”. El pasado lunes, Muamba abandonó el hospital bajo el beneplácito de unos aún sorprendidos doctores, sin mostrar señales de dolor. Fabrice ahora abraza a su familia. En su pecho ha quedado una gran cicatriz, donde le han implantado un dispositivo electrónico para controlar su evolución e impedir un paro cardiaco definitivo en caso de que su corazón se detenga de nuevo.

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