martes, 29 de enero de 2008

ABORTANDO: DE DRAGONES Y CUERVOS

Me decepcionó bastante leer el otro día el artículo sobre el aborto, muy bien escrito por cierto, de la actriz y presentadora televisiva Cayetana Guillén Cuervo en su nueva faceta de flamante columnista de El Mundo. Se titulaba "Me autoinculpo" y se solidarizaba con la lamentable actitud que están mostrando las progres feministas de este país ante las investigaciones judiciales y policiales llevadas a cabo en las clínicas abortistas de Madrid y Barcelona que, no lo olvidemos, han destapado delitos muy graves-carnicerías tipificadas en el Código Penal. El texto estaba lleno de tópicos trasnochados como los que se han podido escuchar estos días en boca de algunos políticos de izquierdas a la caza del voto radical y que han resucitado de las cavernas a las jubiladas que un buen día utilizaron el grito de guerra del "nosotras parimos...". Afortunadamente hace mucho tiempo que los avances científicos, la evidencia y el sentido común habían cerrado la boca a tanta ignorancia y superficialidad. Una decepción, la del artículo de Cayetana, que se ha tornado en alegría tras leer al siempre excéntrico e imprevisible Fernando Sánchez Dragó en el mismo lugar que, otro día de la semana, le cede Pedro Jota en su rotativo. Dragó asegura que él también se autoinculpa pero no por solidaridad sino por remordimiento. Rescato algunas perlas que no tienen desperdicio: "Y tu padre, por suerte para todos, no te abortó. Tu padre, digo, porque también los hombres abortamos, a fuer de cómplices o de instigadores, cada vez que por comisión o por omisión nos implicamos en el aborto de las mujeres a las que hemos dejado en cinta. Yo llevo sobre la conciencia el peso de cinco abortos. Todos ellos se remontan a los 60, cuando fui progre y tienen un rasgo en común: el de la frivolidad. Nosotros, los de entonces... ¡si yo te contara!. No dispongo aquí de espacio para hacerlo. Una de mis hijas -tú la conoces- nació porque fue concebida en un puerto de Taiwan y ni su madre ni yo éramos capacese organizar un aborto en chino. Cuando lo pienso... se me eriza el alma. Pero no es solo por eso por lo que ahora, Cayetana, yo también, como tú, me inculpo, en sentido contrario, y te digo, a cuento de esas cinco espinas y remedando a Bartleby, que preferiría no haberlo hecho. Entiendo, sin embargo, tus razones, hago mía la compasión que el problema exige y ni se me pasa por la cabeza la demoníaca idea de meter en la cárcel a quien aborta. No son sórdidas noticias policiales (Borges) lo que el asunto exige, sino alta filosofía. Filosofía, digo, y no, al menos en mi caso, teología". Valiente y honesta reflexión del que un buen día se puso orejas de burro en su original noticiero televisivo al filo de la medianoche.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

SINCERO Y VALIENTE ARTÍCULO DEL MAESTRO SÁNCHEZ DRAGÓ!!!

Anónimo dijo...

Dice Norberto Bobbio, el gran jurista y filósofo turinés, agnóstico, sobre el aborto: "Me sorprende que los laicos dejen a los creyentes el privilegio y el honor de afirmar que no se debe matar".

Anónimo dijo...

Sánchez Dragó está muy acabado ya el pobre. Igual ha escrito este artículo despúés de un buen porrito, un jameo sexual con su chinita o tras llegar a sus setenta años a casa más tarde de la medianoche por culpa de Esperanza Aguirre. Y eso que yo estoy en contra del aborto.

Anónimo dijo...

Venag ya, Dragó! Quer eres un fantasma!!!!